35. Lo revelamos

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Karla McCall

Abrí mis ojos con pesadez y fijé mi mirada en la ventana. Me pareció haber oído algo, como un golpe en seco. Los ladridos de Eloy me hicieron despertar por completo, mi perro corrió hacia el borde de la cama, le ladró a la ventana y volvió a correr hacia mi pecho donde ocultó su cabecita. 

– Sshh... –musité y repartí caricias en su pelaje para intentar tranquilizarlo. No quería que mamá lo enviara a dormir al patio, me gustaba dormir con él.

Una piedrecita golpeó la ventana y Eloy volvió a ladrar con fuerza. Me levanté rápidamente, caminé hacia la ventana y me asomé por ella.

Dafne estaba allí afuera, traía un short en jeans con una blusa de dormir, cargaba un tumulto de piedrecitas en una mano, en mitad de la madrugada, sola. Levantó sus brazos para llamar mi atención, señaló su pierna y mi corazón se aceleró al ver sangre en ella.

¿Qué rayos le había sucedido?.

Abrí la ventana rápidamente mientras pizcas de fastidio y enojo tomaban lugar en mi interior.

– ¿Qué te pasó? –pregunté preocupada– Dafne... ¿Qué haces en la calle? ¿Tienes idea de qué hora es?.

Miró su reloj de muñeca.

– 4:15am.

Mi mirada no se quitó de su pierna, seguía sangrando.

– Dafne.. ¿Qué hiciste?.

– Reina... –rodó sus ojos– ¡Me mordió un perro y me dolió!...

Negué con desaprobación y solté un suspiro lleno de cansancio. No me gustaba que Dafne saliera sin mí y mucho menos a altas horas de la noche.

Las cortinas de la ventana del rubio se abrieron de par en par y su cuerpo se dejó ver a través de la ventana protegida por barreras para evitar que me colara en su habitación a arruinarle hasta la existencia.

Traía su torso descubierto, unos audífonos puestos y unos shorts cortos de dormir.

Nos miró con interés y negó con la cabeza.

– ¿A dónde van? –preguntó interesado con una pizca de maldad en su tono– Pensé que eso de escapase por la ventana había quedado en el pasado.

– ¿Tú no deberías estar durmiendo? –pregunté con molestia.

– Nah... Estoy haciendo una rutina de brazos y pecho para mis fans.

¿Quién hacía ejercicio a las 4:00am? El rubio imbécil.

– ¿Fans imaginarias? –preguntó Dafne muerta de risa para luego fijar su mirada en mí– Abre la puerta trasera, Karla –Pidió mirando hacia los lados. La calle estaba sola y algo oscura –Ya me está dando miedo tanta soledad.

– Hazme compañía en mi habitación... –Le propuso Aarón con perversión y burla.

Dafne levantó su mirada.

– ¡¿Qué sucede contigo?! –Le preguntó cabreada en un fuerte grito y le lanzó una piedra que chocó con la rejilla que protegía su ventana– ¡Consíguete una novia que andas desesperado!.

– Yo amo mi soltería... –parloteó el rubio– Soy de todas y a la vez de nadie.

– Tienes un grupo de fans imaginarias en tu cabeza –Le informé con desagrado.

– Al menos no soy una acaba familia –Bromeó– Besas a Manuel, me besas a mí, voy a presentarte a mis otros primos a ver si nos repartimos turnos –Ironizó y soltó una risotada.

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