26. Karaoke

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Manuel Young

Karla iba a cabrearse y eso me hacía feliz.

Todo estaba bajo control, había elegido el lugar y hasta lo que se pondría el desastre andante. Lo mas excitante de situación era que no podría oponerse. Quisiera o no, iba a ir al lugar que yo había elegido con la ropa que yo quisiera.

Llevaba media hora esperándola, pero era de esperarse, todos sabíamos que Karla, por lo general, era muy impuntual.

– ¿A dónde vas? – Preguntó Jess en tono acusador en cuánto me vio bajar las escaleras.

Mi fastidiosa y odiosa hermana estaba tirada en uno de muebles, con sus piernas extendidas sobre la mesa de centro, leyendo en su teléfono lo que seguramente era un manga.

– Las explicaciones solo se las debo a mi madre... – Solté caminando hacia la cocina – Y ella no está aquí.

– Como salgas con Angelina... ¡Se lo diré a mamá! – Gritó cabreada creándose una errada suposición en la cabeza – No pienso taparte una más. Eres un desvergonzado, tu dignidad está tan hundida que ya no está por el piso, ha llegado al infierno. ¡Masoquista!.

Me detuve en seco, la miré indignado, rodé los ojos y suspiré con cansancio.
¿Por qué no fui hijo único?.

Se oyó el tocar de la puerta. Primero fueron tres toques comunes, luego los toques tomaron el ritmo de una canción que se me hizo conocida y no cesaron.

Karla había llegado.

Jessica corrió hacia la puerta.

– Como sea Angelina le daré una golpiza... – Advirtió lanzándome una mirada amenazante antes de abrir la puerta con brusquedad.

Inmóvil contempló a la chica que estaba detrás de la puerta. Sin duda era Karla, reconocería esas botas negras y esas faldas en cualquier lugar. 

La encontré muy bonita, pero eso iba a tener que cambiar.

Mi hermana la detalló de pies a cabeza.

– Hola, Jessica Young... – Saludó Karla con naturalidad sonriéndole de lado mientras subía y bajaba las cejas.

– ¿Cómo sabes mi nombre? – Le preguntó Jess entre encantada, seria y alerta.

Quise hacer exactamente la misma pregunta.

– Yo sé muchas cosas... – Respondió encogiéndose de hombros – No es que haya hurgado en las redes de Manu hasta encontrar imágenes familiares donde aparecías tú y te etiquetaba... – Le comentó como si fuera ridícula esa idea.

Eso era exactamente lo que ella había hecho.

– Ah no... – Ironicé algo molesto – Deja de andar stalkeando mis redes.

– Tengo que conocer a la familia de mi futuro esposo – Se excusó mirándome fijamente. Me guiñó un ojo y miró fijamente a Jess – ¿Acaso tu hermano no te ha dicho que será mi esposo y que tendremos diez hijos? – Le soltó sin vergüenza dejándome boquiabierto – Me reconocerán como coneja Karla.

Ay por Dios.

Los ojos de Jess se abrieron de par en par. Me lanzó una de esas miradas llenas de conmoción y confusión que exigían explicaciones.

– Está jugando... –Expliqué con simpleza.

Karla miró a mi hermana e hizo mala cara.
– Ya quisiera tu hermano tener hijos conmigo. Serían arte – Masculló cerca de su oreja.

– Un arte oscuro de tu parte... – Murmuré.

– Eloy.... Estoy hablando con Jess, no contigo, no te metas – Pidió e intentó controlar la agresividad en su tono.

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