43. No quiero repetir historias

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Manuel Young

Cuando conocí a Karla nunca pensé en la probabilidad de que pudiéramos terminar juntos pero, sobre todo, jamás creí que pudiera ser motivo de discusión entre ellas.

No solo había enamorado a Karla, había roto el D&K por la mitad y eso no me alegraba ni un poco. 

Dafne podía ser basta, odiosa, terca, grosera, antipática, irrespetuosa, seca y cruel. Yo podía odiar a su persona pero, el desastre andante la quería. Dafne no me hacía feliz a mí, pero sí a ella y ahora que no estaba había dejado a mi desastre andante triste.

Y yo odiaba ver a Karla triste.

Karla, la misma noche en que discutieron me en vió en mensaje que decía: "He peleado con Dafne, ya no vamos a hablarnos nunca más, es todo lo que necesitas saber y no voy a responder a ninguna otra pregunta" y aunque Karla no me dió detalles, Aarón sí lo hizo. Esa misma noche me llamó, me lo contó todo y cada palabra se sintió tan irreal que creí que iba de broma por el simple hecho de no poder imaginarme a Karla y a Dafne rodando por el suelo entre puñetazos, pero fue así.

Llevaban una semana y tres días sin tener algún tipo de contacto, no se hablaban, no se acercaban y si concordaban en un mismo lugar (Por cuestión de amistades en común) simplemente hacían como si la otra no existiera. Ni siquiera se reunían para estudiar y eso que el semestre estaba por terminar, faltaban exactamente dos días para que la semana de parciales finalizara y se abriera paso a las vacaciones entre semestres.

Y ellas aún no se hablaban.
Preocupante.

Estos últimos días había tenido mucho contacto con Karla, pasaba por ella para traerla a la universidad, la llevaba a su casa, estudiábamos juntos e incluso la esperaba fuera de su aula para ir a almorzar los días que podíamos hacerlo.

Era divertido, no me quejaba, pero sabía que Karla extrañaba a Dafne y viceversa, pero... El orgullo de ambas estaba ganando la batalla.

Apoyé mi espalda en la pared frente al aula del desastre andante y miré la hora en mi reloj de muñeca. 11:55pm. Faltaban tan solo cinco minutos para que la clase terminara.

–Ahí viene Ly... –indicó Alex mirando hacia el final del pasillo. Su novia salió de su aula de clase, acompañada por el pelirrojo, con una sonrisa de oreja a oreja.

Se extrañó al verlo, pero no tardó en correr hacia nosotros moviendo una hoja de examen de un lado a otro.

– ¿Cómo te fue, amor? –le preguntó al tenerla entre sus brazos. Ly le mostró la hoja de examen y luego la extendió en mi dirección.

Había obtenido la máxima calificación y lo presumía. Rodé los ojos y Alexander se rió por lo bajo mientras repartía pequeños besitos en el cuello de Lyssa..

–Manu...

Ya sabía que lo iba a decir.

– Sí, Lyssa... Ya sé que conseguiste un trabajo con el grupo de investigación de la Universidad –dije rodando los ojos y ella me miró con atención mientras pestañeaba rápido– Ya me lo has dicho como cincuenta veces de lo que va de la semana.

La primera vez que me lo dijo casi me desmayo. A ese grupo no entraba cualquier persona y no solo había entrado ella, el pesado pelirrojo también había sido admitido, sin ningún tipo de ayuda. Sus desempeños bastaron para impresionar.

Me alegraba que Lyssa estuviera triunfando en la vida, el problema era que ahora lo presumía y me repetía...

– Decías que con mi profesión solo lograría hacer naves espaciales que nadie compraría –Subió y bajó sus cejas con diversión– Y ahora he sido admitida...

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