45.b Corazón roto.

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Karla McCall

No podía quejarme. Manuel había hecho un trabajo increíble, fue tierno e increíblemente pervertido, tuvo cuidado y como si fuera poco, hice parte de un grupo de chicas afortunadas, de ese grupo que podía decir con orgullo: Mi primera vez fue increíble. 

No dolió tanto como lo llegué a imaginar, ni siquiera sangré, y aunque se sintió un poco extraño, fue muy bueno, demasiado bueno. Si Dafne me hubiera dicho con anterioridad que el sexo se sentiría así de bien, lo hubiera intentado antes, o tal vez no, porque lo que hizo del momento un recuerdo perfecto, fue Eloy.

Mi piel se erizaba con tan solo recordarlo, bastaba pensar en sus movimientos, sus toques, sus besos para que mi corazón volviera a latir descontrolado. Fue perfecto, placentero, fui feliz y no me arrepentí de nada, no cambiaría ese momento por nada en el mundo pero, algo no me dejaba tranquila, en un momento le dije te amo y él solo me besó.

—¿Estás bien? —preguntó apretando levemente mi muslo para intentar obtener mi atención.

Eloy me llevaba de vuelta a casa y en lo que iba de camino solo me había limitado a observar el tráfico, los edificios y las personas que caminaban por la acera.

Lo miré fijamente y asentí dándole una sonrisita.

—¿Segura?

—Todo bien... —respondí y entrelacé mi mano con la de él mientras en su otra mano sostenía el volante—. Solo estoy un poco cansada.

Cansada y pensativa.

Intentaba recordar algún momento en el que Eloy por lo menos me hubiera dicho un "Te quiero".

Nada se me vino a la mente, no existía algún recuerdo porque simplemente él nunca me lo había dicho. Al inicio lo comprendí. Yo, Karla McCall, podía comprender que no fuera sencillo para él decirme "te quiero" o "te amo" después de haber estado en una relación larga con Angelina en la cual se enamoró de ella, pero... A él ya no le importaba Arpielina, Eloy me hacía sentir como si me quisiera y por eso no podía comprender por qué no lo decía.

Le dije "te amo" y solo me besó.
¿Qué rayos significaba eso? ¿También lo hacía o no?

No me atreví a preguntarle, porque temía a que su respuesta fuera "No" y me rompiera el corazón.

Jugué con el dije de la cadena que me había obsequiado y observé de reojo el dije de la suya.

Tal vez él solo necesitaba un poco más de tiempo. Quise mantener la calma, pero no pude evitar sentirme un poco triste.

¿Y si él no me quería tanto como yo lo hacía?.

Yo tenía clarísimo que lo amaba, nunca antes sentí algo tan fuerte por alguien, no tenía ninguna duda, estaba enamorada de Manuel Young. Estaba aquí dentro de su auto con él, apretando su mano, y ese mero acto ya me hacía feliz, pero que no me dijera un "te amo" de vuelta estaba acabando con mi cabeza.

—Desastre andante, que estés en silencio me preocupa —persistió sin quitar la vista de la vía—. Tú siempre andas, ya sabes, de inquieta y ahora ni siquiera hablas.

—Es un silencio cómodo. No hay tema de conversación.

—Ese en el punto... Tu siempre sacas tema de conversación de donde no lo hay —me miró de reojo—. ¿Qué tienes?.

Suspiré.

No era capaz de decirlo.

—Oye... Algunas chicas—se lo pensó y apretó mi mano— Mejor dicho, algunas personas, se sienten culpables o temerosas después de tener relaciones por primera vez —me sonrió de lado— Si acaso te sientes así, no tienes por qué, no tienes nada que temer, fue genial, no cambiaría ese momento por nada en la vida.

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