18. Marihuano

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Manuel Young

Cuando una chica lloraba simplemente no podía soportarlo. 

Lyssa lloraba desconsoladamente sobre el pecho de John. El castaño solamente se limitaba a abrazarla y a intentar animarla mas todo era en vano. Sus lágrimas y sollozos no dejaban de resonar por toda la habitación, evidenciando la intensidad de su dolor. Había visto llorar a Lyssa muchas veces, pero nunca como lo hacía ahora. Era ese tipo de llanto que te hacía querer hacerla sentir mejor, pero no sabías cómo porque simplemente no habían palabras que se sintieran suficientes.

Yo no estaba entendiendo absolutamente nada de lo que sucedía, había llegado tarde y solo podía preguntarme: ¡¿Por qué siempre llegaba tarde a los líos?!.

– ¡Tanta mierda para nada! – Reclamó Harry en dirección a Lyssa. Este chico por  naturalidad era odioso, sin embargo, justo ahora, el enojo parecía controlarlo – Has cometido un gran maldito error – La acusó en un grito peor que el anterior. Dió pasos en dirección a ella y la señaló sin quitarle la mirada – Si Emmanuel lastima a alguien más, yo te juro... Te Juro, Lyssa, que envió a Emmanuel a la cárcel y a ti también.

– ¡Harry, cállate la puta boca! – La furia se evidenció en el grito de Jhon – Déjala en paz. Respeta su decisión ¿No ves que la haces sentir peor?. 

En mi vida, era la primera vez que veía a Jhon hablarle a Harry de esa forma, pero era entendible, se estaba metiendo con Lyssa y John quería a Lyssa.

– Todos aquí sabemos que Lyssa tomó una mala decisión – Interfirió Alexander con dureza y Lyssa levantó la mirada hacia él.

– Alexander, ya basta – Le rogó Lyssa con la voz quebrada.

– ¡Es que no te entiendo! ¿Te has vuelto loca? – Le preguntó desde el rincón de la habitación en un grito – ¡Emmanuel es un maldito abusador!. ¿¡Lo entiendes?! – Gritó pasando las manos con desesperación por su cabello – ¡No puedes dejarlo ir como si nada!. Primero, abusó de ti, y ahora casi te mata... ¡Cuando tienes que hacer lo correcto no lo haces! ¿¡Por qué mierdas eres tan estupida?!

Mierda, no estaba entendiendo absolutamente nada. Estaba más perdido que un turista.

¿Cómo que casi la mata? ¿De qué rayos estaban hablando? ¿Lyssa lo había dejado ir?. Todos estaban muy alterados y mi mente estaba creando teorías por doquier ante la confusión. Para nuestra mala suerte habíamos llegado tarde a la escena. Entramos en la habitación de Lyssa justo cuando Emmanuel salía de ella con una chica que lo ayudaba a caminar, completamente golpeado y adolorido.

No tenía ni idea de qué había sucedido, solo sabía que Emmanuel se había ido con aquella adolescente y que había dejado un caos en esta habitación.

– Escuchaste lo que dijo su hermana... – Le recordó Lyssa separándose un poco de John – Alexander, yo... Yo simplemente no pude...

– Mandaste todo a la mierda, eso hiciste – La acusó Alexander sin siquiera dejarla terminar de hablar y tiró con fuerza un sobre de manila al suelo – Toma tus putas pruebas y ruega porque no suceda de nuevo. Me largo de aquí... Ya nada tiene sentido, haz lo que quieras – Anunció antes de abandonar la habitación sin mirar atrás. 

Lyssa se limitó a mirarlo dolida, caminó hasta su cama y tomó asiento en ella sin dejar de llorar, me aterraba la mano que tenía marcada en el cuello, juraría que se convertiría en un hematoma.

Un extraño e incómodo silencio se creó entre todos, lo único que reinó fueron los sollozos de Lyssa y Harry no tardó en abandonar la habitación.

Todos parecían molestos con Lyssa a excepción de John.

Auron se limitó a sentarse en la cama de Alana junto con la propietaria mientras Anny permaneció apoyada sobre el cuerpo de Anthony quien la abrazaba. 

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