40. ¿Hacker de pacotilla?

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Karla McCall

Yo nunca sentí algo tan fuerte por alguien. Nunca antes sentí ese cosquilleo en mi estómago y esa adrenalina en mi corazón. Mentiría al no decir que me sentía un tanto estúpida y vulnerable, pero sentía que por Eloy Young valía toda la pena arriesgarse. Nadie podía quitarme la sonrisota que cargaba y la felicidad que estaba llenando mi corazón.

¡Le gustaba a Eloy Young! Y aunque le repetía a cada instante que él era un afortunado, en realidad la que se sentía afortunada y agradecida era yo, porque buenos chicos, como él, no se encontraban a la vuelta de la esquina.

El pequeño problemita era que no tenía ni idea de cómo decirle a Dafne que había perdonado a Manuel, sin morir en el intento. Quería hablar con ella sobre cómo me sentía, y también sobre mi vida sexual, necesitaba sus consejos porque los besos con Eloy cada vez eran más intensos y las ganas no me hacían falta.

Miré la pantalla de mi Laptop. Estaba trabajando en una página web que crearía en honor a "Nosotros" como un regalo de mi parte para Eloy, tenía la esperanza de que le gustara mucho. No sabía muy bien lo que éramos, pero algo éramos y eso era lo importante.

Había titulado el sitio como: Nuestra bonita ironía, y la imágen que coloqué de cabecera fue una que nos tomamos juntos con los trajes el día que fuimos al parque de diversiones. Como cuerpo escribí una descripción de nuestras personalidades y de la extraña forma en que nos conocimos.

Tenía pensado crear secciones y en cada sección revelar información de ambos. Una sección la llamaría "Lo que no me gusta de ti" y otra "Lo que me gusta de ti"  la idea era entregar la página a Eloy incompleta, con sus secciones llenas y con mis secciones vacías para que él pudiera escribir en ellas lo que quisiera. Le estaba poniendo empeño al trabajo, aún me faltaban muchos detalles, pero hasta ahora me iban gustando los resultados.

Y sí, sin duda alguna estaba muy jodida por él.

– ¡¡¡Reina!!!... –Me sobresalté al oír la voz de Dafne y cerré la laptop.

La puerta de mi habitación se abrió de tiro y se adentró corriendo. Traía sus ojos llenos de alegría y la emoción plasmada en su rostro.

No la esperaba aquí.
Miré la hora en mi celular: 9:40pm.

– ¿Pasa algo? –pregunté preocupada y Dafne asintió.

– ¡Estamos ricas y somos ricas!... –Parloteó muerta en felicidad mientras daba vueltas sin cesar por toda la habitación.

Sacó un manojo de dólares de su bolsillo trasero y los lanzó sobre mi cama justo a mi lado. Detallé el dinero y me quedé sin habla. Era demasiado.

– ¡Quinientos dólares! –Informó.

La observé bailar de felicidad y me quedé boquiabierta ante sus pasos prohibidos.

– Oye... ¿Acaso te filtrarse en la cuenta bancaria de Alexander y le robaste dinero? –Bromeé y Dafne se lo pensó.

– Reina... –dejó de bailar y pasó sus dedos por su mentón– ¿Por qué no había pensado en eso antes?.

Solté una risotada y Dafne se unió a ella.

– Ya, en serio... ¿De dónde sacaste ese dinero? –Pregunté sin dejar de mirar los billetes que seguían en mi cama.

– ¡Lo gané en un juego de cartas! –Gritó a todo pulmón y levantó sus brazos en signo de victoria– Fuera de casa unos hombres estaban jugando, me uní a ellos, me subestimaron y les gané.

La miré asombrada.

– ¡¡Felicitaciones!! –Grité. Me levanté de la cama y corrí a abrazarla– Subestimar a Dafne Winford no es una opción.

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