7. De lo que das, recibes

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Karla McCall

– Llegaron en un suanfonzon... – Confesó John bajándose del auto al vernos. En su vestimenta tenía ese toque elegante y a la vez informal que no era propio de él. Tal vez me había acostumbrado a verlo en su papel de estudiante de medicina y no como un chico de fiesta.

Apoyé mis manos en mis piernas permitiéndome descansar por unos segundos. Mi cuerpo estaba jadeante y sudoroso, casi podía oir los descontrolados latidos de mi corazón. Cerré los ojos e intenté regular mi acelerada respiración.

Había usado mi ventana para escapar de casa, corrí hasta la casa de Dafne para pasar por ella hasta que finalmente corrimos juntas hasta llegar a la universidad y todo porque la chatarra de auto que tenía mi madre se rehusó a encender. Tal vez el auto me hizo un favor y me salvó la vida porque yo no sabía manejar. Del uno al diez, me daba un tres.

– Fue... Fue agotador... – Murmuró Dafne apoyando sus brazos sobre el capo del auto intentando reponerse de ese trote.

– ¿Por qué no me pidieron que pasara por ustedes? – Preguntó John y le lancé una mala mirada. Le gritaría, pero estaba demasiado jadeante como para hacerlo.

¿Por qué mierdas no había dicho eso antes?.

– Lyssa... ¿Lyssa está bien? – Preguntó Dafne y John asintió un poco más tranquilo. Me fijé en sus ojos y fue sencillo notar que había estado llorando con anterioridad.

– Auron dice que lograron estabilizarla y que le están dando medicamentos para expulsar las toxinas que hay en su cuerpo.

Cerré fuertemente los ojos con impotencia e intente calmarme contando números imaginarios.

– ¿Quién lo hizo? – Mi voz sonó más fría de lo normal. Él sabía a qué me refería.

– No lo sé... – Respondió con dolor.

Dafne dió un grito de exasperación.

– ¡Maldición!. Ahora hay que encontrar al violador. Esto no se va a quedar así... – Aseguró Dafne señalando a la nada totalmente convencida – ¡Haremos que el muy maldito pague!.

– Lo mejor será esperar a que Lyssa reaccione y cuente lo que sucedió si es que logra recordar – Opinó John mientras la miraba un poco extraño

– ¿Realmente estaba tan drogada? – Pregunté.

– Demasiado – Afirmó – Tenían que haber visto sus pupilas. Verla en ese estado te rompía el corazón.

– ¡No es hora de lamentar! – Le gritó Dafne frunciendo en ceño – Es hora de actuar.

– Eso hago...  – Replicó en un grito y levantó las dos cervezas que traía en la mano y que yo apenas notaba, una estaba a la mitad mientras la otra tenía muy poco liquido – Según algunas personas, Lyssa estuvo tomando de una de estás dos cervezas. Le haré pruebas, estoy casi seguro de que la drogaron.

– Entendido. Ahora hay que entrar... – Animé mirando hacia ambos lados de la calle. No había rastro de personas, solo se podía divisar la tenue luz amarilla que provenía de los faroles y la escasa luz de luna. Un panorama algo aterrador y frío pero no lograba asustarme.

Analicé el panorama, podríamos saltarnos las rejillas y entrar en la universidad, pero nos pillarían las cámaras y tal vez se activarían algunas alarmas. Pensé en algo.

– Dafne, hay que entrar en el sistema Inmótico de la universidad para desactivar la seguridad hasta que entremos en el laboratorio – Propuse y una amplia sonrisa se dibujó en sus labios.

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