Después de finalizar la Segunda Guerra Mágica, Adhara Phoenix Black ya no siente tener motivos para quedarse en Londres y decide irse al pueblo más nublado de Estados Unidos junto con su fiel Kreacher, sin saber que ahí encontraría lo que tanto habí...
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La tensión era palpable en aquella habitación.
Los vampiros y los metamorfos estaban perplejos, hasta esperaban que Adhara se largara a reír diciendo que solo era una broma muy bien elaborada, pero no lo hizo.
-No me creen. -afirmó ella al ver sus caras.
-Esto es rídiculo. -dijo el cobrizo negando con la cabeza y caminando hacia la puerta.
-¡Petrificus totalus! -los brazos y las piernas de Edward se pegaron rígidamente y cayó al suelo ante la mirada asombrada de los vampiros y la divertida de Alice.
Sí, ella lo había visto venir.
-¿No fuíste muy ruda, Nix? -preguntó Hermione y la ojigris solo se encogió de hombros. -No se preocupen solo está petrificado, pero podrá escuchar a la perfección.
Jasper pudo notar la rápida reacción de la Black con asombro, de un momento a otro pasó de estar de un estado totalmente relajado a uno defensivo.
¡Diablos! Ni siquiera él lo había visto venir.
Adhara volvió a guardar su varita y se agachó a la altura del cobrizo.
-Esto es lo que haremos, cariño, si sales por esta puerta, me temo que tendré que desmemorizarte y no recordarás nada de lo que ocurrió durante los últimos minutos y si te quedas, deberás prometer no decirle nada a Bella o también tendré que borrarle la memoria a ella. -la voz de la ojigris fue dulcemente amenazante. -Ron.
-¿Por qué yo tengo hacer siempre tu trabajo sucio? -se quejó el pelirrojo despetrificando al cobrizo, quien se levantó con rapidez mirando con el ceño fruncido a la ojigris.
Ella no se dejó intimidar y arqueó su ceja, como desafiándolo. Jasper, previendo la situación, los tranquilizó y con un mirada hizo que Edward se alejara de Adhara.
-Quiero suponer que ahora me creen, ¿o necesitan otra prueba?
-¿Cómo? -preguntó Carlisle aún incrédulo.
-Así nacimos. Harry, Ron y yo somos de familias que han nacido con habilidades mágicas durante generaciones.
-Mientras que yo soy de una familia muggle, personas sin magia, y nací con la habilidad para hacer magia. -siguió Hermione.
-¿Tú lo sabías? -le preguntó Daniel a su esposa, quien le devolvió una mirada culpable.
-Con Rose lo descubrimos hace unas semanas y le prometimos a Nix no decir nada, era ella quien debía decírselos.
-Lamento no haberles dicho nada, pero tengo prohibido revelar el secreto y más si Bella es una muggle.
-Pero es mi pareja. -refutó Edward. -Ella también...
-Podrá ser tu pareja, pero sigue siendo una persona sin magia y, por lo tanto, no tiene ningún derecho de saber sobre la comunidad mágica. -le interrumpió la castaña firmemente. -Si se lo estamos confiando a ustedes es porque ustedes son como nosotros, leyendas que se supone que no existen y porque la situación lo amerita.