Después de finalizar la Segunda Guerra Mágica, Adhara Phoenix Black ya no siente tener motivos para quedarse en Londres y decide irse al pueblo más nublado de Estados Unidos junto con su fiel Kreacher, sin saber que ahí encontraría lo que tanto habí...
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Ya había extrañado demasiado pasar más de dos días en la casa de los Weasley y aquel último mes del año fue de lo más divertido para ella. Fue de visita a Londres muggle junto con Hermione, Ginny y Luna porque decidieron tener un día de chicas que fue financiado por la Black, incluso habían ido al cine para ver una película animada, por petición de Luna. Con Fleur fue de compras a la calle Oxford y la francesa había quedado más que encantada por las tiendas y las ropas muggles. Habían jugado varios partidos de Quidditch, e incluso había ido con Harry a checar casas o departamentos, a pesar de que ella le dijo que podían compartir Grimmauld Place.
Tanto había disfrutado aquellos días que sintió que las vacaciones de Navidad habían acabado en un abrir y cerrar de ojos porque cuando quiso darse cuenta ya estaba de regreso a Forks, ya que al día siguiente reiniciaban las clases muggles. Esa vez si estaban presentes todos los Weasley, Harry y Hermione para despedirse de ella mientras Kreacher la esperaba pacientemente y, apenas se aparecieron en la casa de Adhara, el elfo se fue a la cocina a preparar la comida y ella se fue a su cuarto para acomodar sus cosas.
-Que feo se siente regresar a clases. -se quejó ella una vez que terminó y bajó hacia la sala para tomar asiento en el mueble y ver la televisión.
-La comida está lista, ama Adhara. -dijo Kreacher entrando a la sala y detrás de él levitaba una charola con comida.
-Gracias, Kreacher. -agradeció ella oliendo el dulce aroma que desprendía.
Al finalizar de comer se levantó para dejar los trastes sucios en la cocina para lavarlos y se sirvió una rebanada de pastel que la señora Weasley le había hecho una noche antes de regresar. Justo en el momento en que se sentó, el teléfono de su casa sonó, suspiró desganadamente y miró hacia el teléfono como si quisiera romperlo, pero respondió la llamada.
-¿Diga? -esperando escuchar la voz de Ángela o de Leah, se sorprendió al escuchar aquella voz femenina que no escuchaba desde hace meses.
-¿Nix?
-¿Rose? -preguntó ella para confirmar y pasaron unos segundos antes de que la voz de la otra línea respondiera.
-Sí, soy yo.
-Vaya, me sorprende escuchar tu dulce voz después de varios meses desde que se fueron. -soltó sarcásticamente.
-Perdóname, Nix. Yo no quise irme de esa manera, ninguno de nosotros lo quiso así. -escuchó la voz arrepentida de la rubia. -Edward y Jasper dijeron que era mejor que nos fuéramos para que así estuvieran a salvo. Ninguno de nosotros decidimos que fuera así, pero somos familia, Nix.
-Lo sé. Tardé en entenderlo, pero lo hice. Entendí que ustedes son familia y siempre están juntos en las buenas y en las malas aunque no les guste. Lo demostraron cuando ocurrió lo de James. Ustedes han estado juntos durante décadas, pero hubiera sido mejor para mí una despedida o por lo menos que Jasper terminara conmigo, así dolería menos. Al menos el estúpido de Edward tuvo la decencia de terminar con Bella.
