Después de finalizar la Segunda Guerra Mágica, Adhara Phoenix Black ya no siente tener motivos para quedarse en Londres y decide irse al pueblo más nublado de Estados Unidos junto con su fiel Kreacher, sin saber que ahí encontraría lo que tanto habí...
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-"Y así fue como la Muerte se llevó al hermano mediano. Después buscó al hermano menor durante años, pero nunca logró encontrarlo. Cuando éste tuvo una edad muy avanzada, se quitó por fin la capa invisible y se la regaló a su hijo. Y entonces recibió a la Muerte como si fuera una vieja amiga, y se marchó con ella de buen grado. Y así, como iguales, ambos se alejaron de la vida."
Adhara estaba apoyada contra el pecho de Jasper y, con los ojos cerrados, escuchaba la profunda voz del rubio.
-Amo esa fábula. -susurró una vez que él terminó de leer. -Mi abuela solía leérmelo todas las noches cuando era niña y con su varita recreaba las escenas del cuento, como si fuera una película, pero nunca me dijo el nombre del hechizo.
-Puedo entender porqué, es una fábula muy buena y deja una enseñanza muy buena que no todos serían capaces de entender.
-¿Qué le pedirías a la Muerte si te la encontraras? Aunque técnicamente ya estés muerto. -se detuvo abruptamente. -Por Morgana, ¿será que tenga necrofilia? Aunque no hemos tenido sexo aún.
Jasper la vio entre serio y divertido.
-Que graciosa eres, Hara, y respondiendo a tu pregunta, si llegase a encontrarme con la Muerte pediría volver a ser humano.
El rubio dejó de lado el libro y deslizó sus brazos alrededor de la bruja y se hizo un espacio en el cuello de ella para colocar su cabeza encima de su hombro.
-Oye. -le llamó ella. -¿Estás seguro de querer venir a Londres conmigo? No creo regresar a Forks en un tiempo porque estaré estudiando para prepararme como profesora y tampoco quiero que te alejes de tu familia.
-No me estás alejando de nadie, solo no quiero volver a cometer el mismo error. Estoy totalmente seguro de irme contigo, te seguiré a donde sea que vayas. -esto último se lo susurró al oído logrando estremecerla.
A ella le encantaba cuando hacía eso, pero a su vez lo odiaba. Solo él sabía lo mucho que lograba estremecerla cuando le susurraba al oído o cuando reía roncamente en su oído.
Habían pasado casi dos meses desde lo ocurrido con los neófitos y apenas dos semanas desde que Jasper le pidió volver a ser su novia y ella le dijo que sí, sin dudarlo. Hace como un mes había sido el cumpleaños de la azabache y decidieron festejarlo en Grimmauld Place junto con el de Harry, festejos a los que Leah se había unido al igual que el resto de los Cullen, a excepción de Edward.
Casi todos los días se reunían en casa de la Black, a veces iban a casa de los Cullen o el rubio la llevaba a caminar por el bosque, que es donde estaban en estos momentos.
-Alice se puso como loca ayer cuando Fleur envió las flores ayer con una elfina y nos la contagió a todos, hasta que logré calmarla.
-Algo me dijo Emmett, me marcó y se quejó durante diez minutos sobre la hiperactividad de Alice. -suspiró. -Y pensar que mañana es la boda, ¿cuánto tiempo me queda?
