Después de finalizar la Segunda Guerra Mágica, Adhara Phoenix Black ya no siente tener motivos para quedarse en Londres y decide irse al pueblo más nublado de Estados Unidos junto con su fiel Kreacher, sin saber que ahí encontraría lo que tanto habí...
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El embarazo de Bella cada vez iba más rápido, casi hasta el punto en que su vientre parecia de siete meses, cuando ni al mes se acercaba. Las guardias se hacían día y noche dentro y fuera se la casa, gracias a los hechizos que Adhara había colocado alrededor del terreno, no habían visto de cerca a Sam o algún otro lobo.
Los Cullen no habían salido a cazar, pero ya no tenían los ojos negros como hace unos días. La Black les había dado una copa de sangre de dragón y todos opinaron lo mismo que Jasper, era mucho mejor que beber sangre de animal no mágico y llegó a saciar su sed casi por completo.
Trataban de aferrarse a la esperanza de que Bella sobreviviera, pero con el pasar de los días su salud iba decayendo cada vez más, al igual que las esperanzas. La castaña lucía totalmente demacrada y pálida, sus huesos se notaban demasiado y cada vez tenía más moretones en su vientre.
Era una muerta en vida.
Adhara estaba muy preocupada por ella y se sentía más impotente al no encontrar nada para poder ayudarla, prácticamente se estaba muriendo frente a sus ojos y ella no podría hacer nada para evitarlo.
Todos los días, Charlie Swan, marcaba a la residencia para saber sobre el estado de salud de su hija y casi siempre le respondían lo mismo, pero a pesar de todo los malos momentos que estaban atravesando, aún podían darse un espacio para las risas.
Como la vez que Jacob le aventó a Rosalie un plato de hot dog porque la rubia se lo había servido en un plato para perros, eso fue totalmente divertido, o la vez que entre ella, Daniel y Emmett hicieron que Edward cayera en todas las bromas que ellos colocaron en todos los lugares en los que él solía pasearse; Bella no se había carcajeado como ellos, pero sí que sonrió muy divertida ante las desgracias de su esposo.
Adhara solía practicar varios hechizos afuera frente a los hermanos Clearwater y también les enseñó sus memorias. Si el joven Clearwater admiraba a la mejor amiga de su hermana, pues esa admiración era aún más grande. Ella era realmente impresionante.
Adhara estaba acostada boca arriba en la cama que compartía con Jasper, pensando en varios posibles futuros en los que Bella podría o no estar y eso le carcomía por dentro. No eran muy amigas, pero le tenía cierto aprecio a la muggle y más ahora que la castaña estaba muy decidida en proteger a esa pequeña criatura que aún no nacía.
La puerta de la habitación se abrió y por ella entró Jasper, quien sonrió suavemente al verla acostada.
-Hey. -susurró la ojigris.
-Hola. ¿En qué piensas?
-Muchas cosas. Bella, su embarazo, el posible híbrido, nuestra boda... -se detuvo abruptamente y se levantó rápidamente, sorprendiendo a Jasper. -Eso es. ¿Cómo puedo ser tan estúpida? Tan obvio que es.
-¿Qué pasó? -preguntó preocupado y la siguió al ver que salía de la habitación que compartían.
Todos, excepto los hermanos Clearwater, se encontraban en reunidos en la sala. Era de noche y hacía fresco, como Bella estaba muy delgada, Jacob se econtraba sentado junto con ella y estaba acobijada con dos edredones.
