Después de finalizar la Segunda Guerra Mágica, Adhara Phoenix Black ya no siente tener motivos para quedarse en Londres y decide irse al pueblo más nublado de Estados Unidos junto con su fiel Kreacher, sin saber que ahí encontraría lo que tanto habí...
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Pasaron unos días desde que Jacob empezó a arreglar las motos, aunque Adhara no estuvo todos los días con ellos. Ese día en particular no tenía nada que hacer así que decidió acompañar a su amiga a casa de Jacob.
-¿Te molesta si enciendo la radio? -preguntó la ojigris y el chico negó.
Adhara sonrió y se paró para encenderlo. Sonrió en grande cuando comenzó a sonar "We are the champions".
-Cuando estaba en tercero, ganamos la Copa Interescolar de Quidditch, un deporte que se práctica en mi anterior internado. Nos emocionamos tanto que hasta la profesora McGonagall lloraba de la alegría y yo terminé sentada sobre los hombros de los gemelos cantando esa canción. -suspiró. -Fue hermoso mientras duró.
Jacob rio divertido por lo que dijo.
-Entonces, familiar perdido, ¿de dónde eres?
-Ya te dije que no compartimos ni una gota de sangre, Black. -le reprochó divertida. -Vengo de Londres. Black es un apellido muy conocido por donde vivo y yo soy la primera de mi familia en mudarme temporalmente a los Estados Unidos.
-Con razón ese acento tan fresa.
-Mi acento no es fresa. -se defendió indignada.
Estaba por empezar otra canción cuando Bella se levantó para apagar la radio causando que Adhara la viera con el ceño fruncido.
-¿Por qué la apagas?
-Es que ya no me gusta la música. -murmuró tomando asiento junto a Jacob.
-No más música. -siguió Jacob y la azabache rodó los ojos.
-Oye, si vamos a hacer esto todos los días, y espero que así sea, tendremos que hacer espacio para que hagas tus tareas. No quiero que Billy crea que soy una mala influencia para ti. -la azabache se largó a reír recibiendo una mirada extrañada por parte de Bella y una divertida de Jacob.
-¿Tú? ¿Influenciarme? Por favor. -bufó divertido.
-Es lo más divertido que he escuchado decirte. Cariño, la mala influencia soy yo, no tú. -le dijo dándole una galleta a Orión.
-Soy mayor que Jacob. Así que puedo influir en él.
-No. Mi tamaño y sabiduría me hace mayor que tú, por tu cara pálida y falta de conocimiento.
-Logré convencerlos de reparar dos máquinas mortales. ¿Acaso eso no los hace jóvenes e ingenuos?
-A mí no me convenciste y soy mayor que tú por dos meses. Y definitivamente de ingenuo no tengo nada. -le respondió cargando a su cachorro.
-Jake, ¿estás ahí? -se escuchó una voz desconocida.
Bella se apresuró a coger una lona para tapar las motos, pero Jacob la detuvo.
