Después de finalizar la Segunda Guerra Mágica, Adhara Phoenix Black ya no siente tener motivos para quedarse en Londres y decide irse al pueblo más nublado de Estados Unidos junto con su fiel Kreacher, sin saber que ahí encontraría lo que tanto habí...
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Jasper se acercó con rapidez y acunó el rostro de Adhara con cariño y lentamente la acercó hacia él, de tal modo que sus labios se rozarían ante el mínimo movimiento.
-Dime que no quieres que te bese y no lo haré. Solo dímelo. -le susurró despacio, la azabache se estremeció al sentir los labios fríos del vampiro sobre los de ella. -Dime que no quieres y te juro que no volveré a molestarte.
El rubio la observó con cuidado. Él esperaba que su amada compañera no dijera nada y así fue. Adhara abrió la boca, pero no pudo decir nada, no pudo negarse. Sentía un nudo en su garganta. Sus ojos grises lo dijeron todo al brillar.
Jasper sonrió de lado y estampó sus labios contra los de ella, la Black no tardó en corresponder y rápidamente se sumergieron en una guerra entre sus bocas. Sus lenguas se entrelazaban, jugaban y se acariciaban dentro de sus bocas bruscamente. Ambos lo necesitaban después de tanto tiempo. Con ese beso daban por hecho que no podían permanecer alejados del otro, que se necesitaban, que uno era el delirio del otro, que juntos podían tocar el cielo con el solo roce de sus labios.
Él podía escuchar y sentir a la perfección el alocado latir del corazón de su compañera. Podía sentir sus ansías de él y de ese beso que compartían.
El vampiro retiró sus manos para colocarlas en la cintura de ella y lentamente la arrinconó contra la pared, sin dejar el más mínimo espacio entre ellos. Adhara colocó sus manos sobre el pecho de Jasper, pero sin intentar alejarlo de ella.
Lentamente acomodó sus brazos hasta rodear el cuello masculino y enterró sus dedos en el cabello rubio de su acompañante. Sus piernas temblaban como si de gelatina se tratara, y cuando sintió que perdía fuerzas en ellas, Jasper la agarró de sus muslos para elevarla a su altura, Adhara envolvió sus piernas en la cintura de él.
Con ella en brazos caminó hacia el escritorio y la sentó ahí para hacerse un espacio entre sus piernas, los dos suspiraron al sentir una fricción entre ambos sexos; acarició con cariño sus muslos, mientras la besaba con todo el amor que sentía por ella. Con suaves caricias, elevó una mano hasta llegar a la cintura de ella; queriendo sentir su piel, deslizó una mano dentro del suéter que tenía puesto para acariciar su cintura y parte de la espalda. Sonrió de lado, al sentirla estremecerse.
Al recordar que su compañera necesitaba respirar, liberó sus labios y repartió besos por todo su rostro hasta bajar a su cuello.
-Jazz... -suspiró ella enterrando más sus dedos en el cabello de él al sentir sus labios en su cuello. Jasper apretó su muslo sin hacerle daño y volvieron a unir sus labios en un beso frenético. Sus lenguas se tocaron deliciosamente y Adhara soltó un gemido que emocionó a Jasper, pero ella necesitaba respirar.
Lentamente se fue alejando.
El rubio se deleitó con la imagen delante de él. Adhara respiraba aceleradamente, su corazón latía como loco, sus labios estaban rojos e hinchados.
