Después de finalizar la Segunda Guerra Mágica, Adhara Phoenix Black ya no siente tener motivos para quedarse en Londres y decide irse al pueblo más nublado de Estados Unidos junto con su fiel Kreacher, sin saber que ahí encontraría lo que tanto habí...
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-Un frapuccino de caramelo con poca crema batida y una rebanada de pastel de red velvet para la señorita Adhara. -dijo una jovencita colocando el pedido frente a Adhara y, con un ligero sonrojo, se volteo a ver a Jasper dándole una sonrisa coqueta. -¿Está seguro de que no va a ordenar algo? Todo aquí es muy delicioso.
La Black arqueó una ceja molesta cuando aquella "vieja ofrecida" se le quedó viendo de más a su prometido y todavía que se atrevió a insinuarselo como si ella estuviera pintada.
-No, gracias. -respondió Jasper sin voltearla a ver, él solo estaba ocupado sonriéndole entre coqueto y divertido a su compañera, quien chasqueó la lengua molesta. El rubio era totalmente consciente de sus emociones, aun cuando ella se esforzaba en no demostrarlos.
-De acuerdo. -la empleada parecía estar decepcionada ante su obvia falta de atención, más no rendida. -Pero si gusta algo, me puede avisar, mi nombre es Jennifer.
-Por el momento estamos muy bien así, gracias. -le dijo Adhara cortantemente y dándole una mirada que fue suficiente para que la chica se retirara intimidada. -Estúpida muggle ofrecida. -susurró entre dientes molesta y Jasper soltó una carcajada. -No te rías. -se quejó haciendo puchero.
-¿Celosa, mi amor? -preguntó divertido colocando su brazo sobre los hombros de su compañera para acercarla más él y besar su frente con cariño.
-No. Esa muggle no tiene que yo deba envidiar, además mira ese maquillaje que se hizo, está muy pesado y muy mal combinado, hasta Alice se desmayaría si pudiera.
-Eso sonó muy arrogante de tu parte.
-Estás hablando con una Black, cariño. La arrogancia es una de las características más resaltables de los Blacks, al igual que la locura.
-Lamentablemente eso es verdad. -afirmó el rubio fingiendo estar resignado, por lo que la azabache le dio un pequeño golpe juguetón en su duro abdomen. -Temo el día en que llegues a perder la cordura.
Adhara y Jasper estaban en una cafetería de Port Angels, él la había llevado ahí por que a su compañera se le había antojado una pasta que solo se prepara en aquel pequeño lugar y después se fueron a un parque local para pasear un rato, hasta que ella dijo que era una excelente tarde para una bebida fría.
Asi que ahí estaban, en aquella pintoresca cafetería.
El vampiro estaba más que feliz por cumplir los caprichos de su prometida.
-Amor, no hemos escogido una fecha para la boda.
Jasper se quedó pensativo. Eso era cierto.
-Tiene que ser un fin de semana, ¿no? -la ojigris asintió. -¿Qué te parece un 23 de abril?
-23 de abril, no suena mal, el cumpleaños de Teddy es el 27. Me parece perfecto. -aceptó sonriente, pero en cuestión de segundos aquella sonrisa fue reemplazada por una mueca. -Otra vez esa muggle ofrecida te está viendo de más, tan alta debe ser su autoestima como para que siga "coqueteándote" de esa manera cuando es consciente de que yo estoy a tu lado y que soy más hermosa que ella. -dijo enojada y Jasper sonrió divertido.
