Después de finalizar la Segunda Guerra Mágica, Adhara Phoenix Black ya no siente tener motivos para quedarse en Londres y decide irse al pueblo más nublado de Estados Unidos junto con su fiel Kreacher, sin saber que ahí encontraría lo que tanto habí...
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-Buenos días. -saludó Adhara bajando las escaleras al ver a Alice y a Rosalie en la sala.
-Buen día, Nix. -saludó la rubia con una sonrisa. -¿Tienes hambre? Esme está en la cocina haciendo tu desayuno.
-Muchísima y tengo ganas de conocerla. ¿Van a tardar los chicos? -preguntó porque al despertar solo había una nota de Jasper diciendo que fue a cazar junto con sus hermanos.
-No, llegan en 2 minutos. -aseguró Alice.
-Adhara, es un placer conocerte. -saludó Carlisle saliendo de la cocina junto con Esme sosteniendo una charola de comida.
-Es una placer conocerlos también, doctor y señora Cullen. -saludó ella con una sonrisa encantadora.
-Llámanos por nuestros nombres, cielo. Me alegra conocerte al fin, he escuchado mucho de ti que ya tenía ganas de conocerte. -le dijo Esme abrazándola con cuidado luego de dejar el desayuno de Adhara en la mesa.
-Niñas, confío en que todo lo que hayan platicado acerca de mi persona sean cosas buenas. -dijo Adhara divertida.
-No te preocupes, enana. -dijo Emmett entrando al comedor seguido de Jasper, quien se posicionó junto a ella, Edward y Daniel. -No les dijimos que eres traviesa.
-Tampoco les dijimos que eres una bromista que casi no tiene consideración por las reglas. -siguió Daniel divertido.
-Son unos groseros. -les dijo indignada.
-Niños, déjenla. -les regañó Esme -Desayuna, espero que te guste.
-Esto se ve delicioso. -halagó la ojigris admirando los platillos y con un tenedor cogió un trozo de hot cakes con maple. -Y está delicioso, seño...Esme. Gracias, disfrutaré de mi desayuno.
Esme solo sonrió encantada.
Dicho esto se dedicó a comer sin importarle que más de un par de ojos dorados la observaban comer, incluso le agradecía a su abuela por haberle enseñado modales para comer sin importarle que se estuviera muriendo de hambre. Debía admitir que la señora Cullen tenía un delicioso sazón, incluso para ser una vampiresa que llevaba años sin probar comida humana, pero no superaba a la señora Weasley.
-¿Cómo amaneciste hoy? ¿Todo bien? -preguntó Carlisle una vez que ella terminó su desayuno.
-Todo bien, doctor. Y el desayuno estuvo delicioso, gracias. -agradeció con una sonrisa que fue correspondida por la matriarca.
-Dime Carlisle, con confianza.
-De acuerdo. -dijo ella con una sonrisa. -Por cierto, espero que les haya gustado la plática de ayer, estoy segura de que algo habrán escuchado. -les dijo divertida.
Si los vampiros se pudieran sonrojar, lo harían. A esa pequeña humana no se le escapa nada, era realmente lista. Rosalie aún no estaba segura de que dos humanas supieran de su secreto, pero definitivamente Adhara le cae mucho mejor que Bella porque no se entrometía tanto como lo hace ella.
