Después de finalizar la Segunda Guerra Mágica, Adhara Phoenix Black ya no siente tener motivos para quedarse en Londres y decide irse al pueblo más nublado de Estados Unidos junto con su fiel Kreacher, sin saber que ahí encontraría lo que tanto habí...
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Adhara estaba en su habitación respondiendo las cartas que Hydra había traído directo de Londres, de fondo se escuchaba las canciones de Queen, como amaba la voz de Freddy Mercury. Ya no faltaba mucho para su cumpleaños y Alice parecía estar más emocionada que ella misma, quien era la cumpleañera.
Sonrío divertida, conociendo a la pequeña vampira y a sus extravagantes gustos, lo más seguro es que la fiesta sería de lujo, aunque no fueran ni siquiera 20 invitados. Tan metida estaba en sus pensamientos que no escuchó que su ventana se abría y que alguien ingresaba a su habitación. Se exaltó cuando un par de manos masculinas, muy conocidas para ella, taparon sus ojos, privándola por completo de toda la claridad que había en su habitación.
-Carajo, Jasper. -el rubio rió divertido alejando sus manos. -No hagas eso, me metiste un susto feo.
-Un día de estos te lavaré esa boca con cloro. ¿Qué haces? -se acercó curioso a su novia.
-Terminaba de responder las cartas que Hydra me trajo. –le respondió doblando la carta para meterla en un sobre y juntarla con el resto de la correspondencia.
-¿Dónde está ella?
-Hace como cinco minutos se fue a cazar y lo más seguro es que tarde en regresar.
Hace unos días, Adhara le había presentado a Jasper su lechuza. No está de más decir que la lechuza, al principio, se había comportado hostil y alerta con el vampiro, e incluso trató de morderle. Sin embargo, su dueña logró tranquilizarla y ayudó mucho el hecho de que Jasper usara su don. Se podría decir que ahora son amiguitos.
-Me sigo preguntando por qué no se consiguen un télefono, sería más sencillo y así Hydra no haría viajes tan largos. -comentó acostándose en la cama a la espera de que su compañera se acostara.
-Así nos acostumbramos, además Hydra está entrenada para ello y es lo que más le encanta, la cabrona es muy inteligente porque una vez usé el teléfono para hablar con Harry, se indignó y me ignoró como por tres días. -la ojigris se levantó para dirigirse a su cama y acurrucarse con Jasper.
-Pobrecita, debió de haberse sentido muy traicionada por su dueña. Oye, Hara. -le llamó y ella alzó la mirada para verlo. -¿Quieres ir al baile conmigo?-¿Tan fea soy que ni siquiera un chocolate me pueden dar para invitarme a un baile? -el rubio la vio confundido. -Hace unos añitos hubo un baile de Navidad en mi otra escuela y Theodore Nott me invitó. Asi como me invitaste tú, lo hizo él, a secas.
-Mis disculpas, señorita. Te prometo que mañana te daré tu chocolate.
-Bueno. Para que sepas, acepto ir contigo al baile. -se acercó para darle un beso. Jasper colocó sus manos en la cintura de ella para acariciar la piel descubierta por la blusa alzada.
-¿Debo sentirme celoso de Theodore Nott? -se separó apenas unos centímetros de sus labios.
-No, ni siquiera somos amigos. -le respondió antes de volver a besarlo.
