| Marzo |

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Teddy estaba enorme y solo faltaba un mes para que cumpliera el año

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Teddy estaba enorme y solo faltaba un mes para que cumpliera el año. Tenía el físico de padre, pero la actitud de su madre. Gateaba hacia cualquier lado y le encantaba balbucear mucho. Era un bebé muy risueño, le encantaba andar de brazo en brazo, pero más amaba que su abuela y sus padrinos lo cargaran.

-Seguro ya quiere hablar. -le dijo a su tía y ella rió estando de acuerdo con ella.

Las dos veían a Teddy jugar con Orión, el bebé reía encantado por las travesuras del perrito.

-¿Cómo has estado, cariño? -le preguntó Andrómeda.

-Me he sentido sensible y más ahora que se acercan abril y mayo. Pronto será un año y mañana es el cumpleaños de Remus.

-Lo sé, cariño. Han sido tiempos difíciles, pero hay que seguir adelante por ellos. Ellos ya no están aquí y nosotros sí, y lo que nos toca es vivir la vida por los que ya no están con nosotros y honrar su memoria.

-No hay día en que no piense en ellos y los extrañe.

Las dos se sumieron en un silencio cómodo, cada una estaba en sus propios pensamientos y fue Andrómeda quien cortó el silencio.

-¿Cómo están los Weber y tu amiga muggle, Bella?

-Los Weber están bien, al señor Weber le va muy bien en MACUSA y hace unos días me quedé a dormir con Ángela. Y Bella. -lanzó un suspiro cansado. -Ayer intentó quitarse la vida, según ella solo le pareció divertido saltar de un acantilado, pero es mentira porque no le avisó a nadie donde estaría.

-Le afectó demasiado que Edward la dejara.

-Demasiado, tía. Ya no quiero hablar de ella, aún sigo dolida por lo que hizo.

-Como quieras, cielo. Cissy nos invitó a cenar en su casa mañana, todavía no he confirmado nada, no te quiero presionar.

-Está bien, tía. Dile que sí.

-Muy bien. Iré a preparar la cena, ¿quieres algo en especial?

-No, pero de postre se me antojó un pay de limón.

-De acuerdo. Vigila a Teddy, ese niño es igual de travieso que su madre.

Teddy estaba gateando sobre su mantita dirigiéndose hacia Orión y Adhara lo veía con una sonrisa mientras le tomaba alguna que otra foto. Andrómeda estaba en la cocina preparando la cena, de vez en cuando les volteaba a ver con una sonrisa.

En un momento dado el teléfono de la casa sonó, Adhara dejó al bebé unos segundos, pero siempre vigilándolo de reojo, y fue a responder la llamada. Cuando lo vio de reojo otra vez, el teléfono se le cayó de las manos en el acto, provocando un pequeño estruendo que sobresaltó a su tía. La mujer salió rápido de la cocina, pero no pudo decir nada ante el panorama que estaba presenciando.

Constelaciones ☆ jasper haleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora