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Oculto tras la penumbra provocada por las largas telas de color vino que bajaban en forma de cascada frente a él ocultando nada mas que su rostro, Yoongi se mantuvo de pie a un lado de su piano de madera blanca a la espera del regalo de esa noche que ya se había tardado demasiado, unas cuatro horas para ser preciso. Yoongi no soportaba la impuntualidad y si no se tratara de esos dos no tendría piedad por la espera que le causaron.

La ansiedad era la misma de siempre, el temblor en sus manos, el constante bajar y subir de su pecho por la expectativa no era diferente, ni se atenuaba por más que pasaran los años. Sin embargo, en el momento de colocar un arma en su mano todo desaparecía, cualquier temor, toda ansiedad, dejando únicamente la frialdad del pensamiento y el correr de su sangre viajando por sus venas.

Los pasos constantes sobre el mármol advirtieron de la llegada de sus hombres junto con un acompañante, cuando la puerta fue abierta lo primero que observó fue ese hermoso y musculoso cuerpo siendo llevado hasta sus pies. El hombre trataba de pelear sin embargo no podía hacer mucho por las esposas que mantenían sus manos quietas tras su espalda, sus piernas apenas se movían por las cadenas que apenas le permitían caminar y su rostro lastimosamente estaba oculto tras una bolsa negra. Un detalle algo interesante, por lo general le gustaba que todo aquel transitaba el largo pasillo hasta su salón de música pudiera deleitarse con la decoración del largo corredor plagado de pinturas de un estilo peculiar, raros gráficos de un artista que usaba la muerte como principal musa.

-Teniente Park un gusto tenerlo en mi dulce morada-habló con un tono bajo, casi gutural acompañando la última palabra con una leve carcajada sin un pequeño tinte de humor.

Seokjin quien se encontraba a un lado del Teniente tomó el bate para golpear con fuerza la parte trasera de sus rodillas haciendo que emitiera un sonoro gemido luego ambas rodillas cedieron por el fuerte impacto cayendo vertiginosamente hasta el suelo provocando así un sonido sumamente delicioso a los oídos de Yoongi.

-¿Quieres escuchar una canción?-preguntó Yoongi tomando asiento revestido de cuero negro frente al piano. Sin obtener una respuesta, tal vez por la mordaza que mantenía al Teniente con la boca ocupada, empezó a tocar las teclas del piano con soltura, lleno de sentimiento, uno triste que todo el tiempo se apoderaba de su cuerpo cada vez que con sus dedos emitían notas musicales al tocar las blancas y tersas teclas.

Ni bien inició la música el hombre postrado a sus pies comenzó a luchar con más fuerza como un animal totalmente furioso, estaba tan fuera de sí que cayó al suelo estrellando su quijada contra el mármol y aunque debió haberle dolido la caída siguió luchando para desatarse, incluso quería llegar hasta donde estaba Yoongi tocando su piano. Ese comportamiento era algo totalmente inusual, normalmente cualquiera que llegaba hasta su habitación de música solía temblar de miedo y más aún cuando las notas empezaban a emanar dando la bienvenida a la muerte.

Yoongi dejó de tocar para ponerse de pie y observar atentamente a ese Teniente retorciéndose en el suelo como un animal salvaje emitiendo gritos ahogados que provenían desde lo más profundo de su pecho.

-¿No te gusta la música?-preguntó Yoongi con un suspiro sin dejar de usar el tono de voz que solía usar solo en esas ocasiones.

Si el hombre no se asustaba no tenía sentido jugar con él. Su apariencia era buena y su cuerpo aún mejor, sin mencionar los tatuajes en sus brazos que lo hacían ver interesante, sin embargo resultó toda una decepción.

-Quita la bolsa de su cabeza...terminemos con esto-dijo Yoongi alzando una de sus manos llamando a Seokjin que caminó en su dirección, no sin antes pasar el bate a Hoseok.

Al mismo tiempo en que Hoseok levantó al Teniente del suelo dejándolo de rodillas, Yoongi tomó una ddaga de la chaqueta de Seokjin, la empuñadura de color plateada resultaba pesada, estaba cálida y el filo parecía que podía cortar cualquier superficie. El sonido de la bolsa al ser retirada fue claramente perceptible, el sonido de los gritos y probablemente insultos provenientes del Teniente no se hicieron esperar y cuando Yoongi giró su cabeza en su dirección la daga cayó en el suelo emitiendo un tintineo cuando alcanzó la superficie del mármol, el sonido siguió hasta que que la daga terminó totalmente quieta en el suelo.

Una de las manos de Yoongi fue a parar a su boca tapando su expresión de total asombro y la otra tomó el brazo de Seokjin para no caer.

Su rostro, pese a los años, pese a los cambios no lo olvidaría jamás, esa expresión de total furia, el deseo de luchar por su vida encendido en esos ojos furiosos...esa expresión y facciones eran las mismas, no había cambiado.

Sin esperar un minuto Yoongi abrió la chaqueta de Seokjin para tomar la pistola de dardos que debía estar en un arnés, la tomó con dedos temblorosos y disparó justo al pecho del Teniente. En cuestión de segundos lo vio caer al suelo con un sonido sordo, sin pensar dos veces bajó la expresión llena de asombro de sus hombre corrió en su dirección.

A Yoongi nunca le gustó ensuciarse pero en ese momento sin importar la sangre que manchaba la ropa del Teniente tomó su cuerpo con ambas manos, le dio media vuelta para sacar el dardo de su pecho para lanzarlo lejos. El hombre estaba semiinconsciente en ese instante pero eso bastó para poder ver esos ojos verdes claros, tan claros como los de un felino salvaje. Con sus manos aún temblorosas y sus ojos llorosos acarició su rostro con suavidad, también quitó con cuidado la mordaza de su boca, la piel de sus cachetes estaban suaves, algo delgadas pero eran las mismas, era él, lo sabía. Era imposible que se tratara de su Chim pero era él, esta vez no era un intento de reemplazo se trataba en realidad del verdadero, justo ahí, donde podía tocarlo, podía oler su aroma que aunque mezclada con la amargura de la sangre aún persistía en su piel.

-Eres tú.

-Yoongi-la dificultad con la que sus hombres hablaron interrumpieron su momento, ese mágico momento de un largo reencuentro.

-Si no quieren morir ahora mismo es mejor que cierren la boca-con dificultad dejó al Teniente Park en el suelo para ponerse de pie-Ahora quiero que escuchen bien...quiero que lo dejen sin las cadenas y las reemplazan con sogas, luego lo llevan a un almacén ese donde llevamos los autos que ya no necesitamos, lo dejan ahí cubriendo sus ojos.

-Pero va a escapar-se atrevió a decir Hoseok.

-Esa es la idea-dijo Yooni con una sonrisa brillante que jamás ninguno de los dos vio en todo el tiempo que trabajaban para Yoongi y luego con tranquilidad lo observaron caminar casi dando saltos de alegría saliendo de la habitación. 

MELODÍA A MEDIA NOCHE (Jimsu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora