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Desde el interior de su habitación de estudio Yoongi escuchaba las gotas de lluvia golpear los azulejos del pequeño espacio en el exterior, su interior se sentía igual que el día nublado y frío. La lluvia no había cesado desde la noche anterior, simplemente las nubes habían decidido quedarse dejando caer el agua de todo el mundo encima. Esa tarde quería tener a Chim ahí, tenía preparado algo especial para esa tarde y tal parecía que no iba a poder hacer absolutamente nada de lo que tenía planeado.

Ya pasaban más de las tres de la tarde y no había ni un solo rastro de ese niño, seguramente no iba a poder ir en esa ocasión, una parte de él estaba de acuerdo en que no fuera, pero su parte egoísta quería que Chim pese a la lluvia viniera a hacerle compañía de todas formas.

Siendo las tres y cuarenta minutos decidió separarse de las puertas dobles, había estado de pie frente a ellas desde hace cuarenta y cinco minutos, sus pies estaban entumecidos tanto por el frío y por el cansancio que no soportó más estar esperando a ese niño.

Al darse media vuelta un par de golpecitos lo detuvieron y al voltear la cabeza vio la imagen mas graciosa y adorable de toda su vida. Ese niño estaba empapado de pies a cabeza, tenía ramas por todas partes de su cabello y lodo manchando su rostro y su ropa estaba deshecha en un masa de barro.

-No eres muy inteligente para haber venido con esta lluvia.

-Me escapé de mi abuela, no quería dejarme salir...Suga...mañana tengo que irme-dijo bajito casi sin poder hablar correctamente por el nudo en su garganta-me gustó mucho venir aquí y ahora tengo que volver a mi casa.

-¿Entonces viniste a despedirte?

-Voy a extrañarte mucho-de pronto Yoongi se vio envuelto en pequeños brazos que lo rodearon con fuerza. Ese niño estaba sucio de pies a cabeza, sin embargo pese al desagrado que tenía a la suciedad no le importó demasiado al abrazarlo de vuelta.

-Yo también...voy a extrañarte mucho.

-Solo vine a despedirme, tengo que volver pronto o mi abuela va a llamar a mi padre a decirle que me escapé.

-Entonces vuelve ya.

-Casi olvido algo-de pronto la expresión de Jimin cambió completamente cuando se separó de Yoongi para quitarse la camisa que solía usar de chaqueta para dársela a su amigo con una sonrisa-ten...para que no me olvides-y luego se fue caminando rápido dejando sus huellas sobre el mármol, escabulléndose entre los arbustos-Suga te veré el siguiente verano-dijo en voz alta para luego desaparecer completamente.

Y como lo prometió, Chim volvió el año siguiente y el siguiente, hasta que cuatro años pasaron con tal rapidez que ambos niños crecieron hasta convertirse en adolescentes.

Yoongi recientemente había cumplido catorce años y estaba de mal humor porque el día de su cumpleaños llegó un día antes de que Chim estuviera de vacaciones, ese día la pasó en medio de adolescentes molestos mucho mayores que él y otros cuantos que tenían su edad, más no soportaba a ninguno de ellos, todos tan elegantes, altivos, orgullosos y engreídos lo ponían de mal humor, pero no podía quejarse demasiado, de todas maneras los regalos que recibió fueron algo interesantes pero ninguno demasiado llamativo, al menos tendría de qué hablar con Chim el día siguiente.

-Espero que a mi nana no se le ocurra organizar otra fiesta de cumpleaños el siguiente año.

-¿Tan mal estuvo?

-Estuvo decente.

-No puedo creer que ya tengas catorce.

-Y tu sigues siendo un niño-con evidente burla en su voz Yoongi se recostó donde estaba Chim, bajo el árbol al otro lado del muro que delimita la propiedad de su casa y la de la abuela de su amigo. Ganándose por su puesto un codazo en sus costillas de parte de Chim-¡Auch! Un día de estos vas a sacarme un pulmón o el hígado con esos golpes.

-No exageres rey del drama...de seguro recibiste muchos regalos increíbles.

-Algunos, pero el que más me gustó fue el que me dio mi nana.

-¿Qué te dio?

-Un telescopio...ven esta noche a mi casa a ver las estrellas.

-Con una condición.

-Ahora ya pides algo a cambio, aprendes rápido, tan rápido como una tortuga, te tomó cuatro años pedirme algo a cambio...dime que quieres.

-Toca para mi.

-Una canción-habló Yoongi poniéndose de pie alargando una mano en dirección de Chim, quien tomó su mano par levantarse.

-Me he dado cuenta de algo-volvió a hablar Yoongi antes de subir la escalera que colocó para pasar al otro lado-siempre me has pedido que toque para ti y no te he pedido nada a cambio.

-No seas mentiroso-acusó Jimin subiendo tras él-me pediste que viniera a jugar contigo todos los días a cambio de lecciones de piano.

-Esas lecciones no duraron más de un par de días, eres realmente malo aprendiendo a tocar instrumentos.

-No soy tan malo.

-En estos cuatro años que vamos conociéndonos intenté enseñarte piano, guitarra, violín, violonchelo, hasta flauta y te rendiste con todo-carcajeó Suga colocando una pierna de cada lado del muro, esperando a que Chim subiera también, luego juntos tomaron la escalera para colocarla al otro lado para poder bajar.

-En mi defensa tengo que decir que no eres un buen maestro-con evidente molestia fingida Chim rodó los ojos al cielo esperando a que Suga bajara primero.

Al observar desde lo alto a su amigo doncel, Jimin quedó totalmente perdido en su rostro, sus facciones se habían vuelto mucho más finas, su piel tersa y suave como la porcelana solía tornarse rosa cuando hacía algún esfuerzo, sus ojos negros, tan negros como una noche oscura brillaba intensamente cuando lo miraba y esa sonrisa que a veces intentaba ocultar era tan linda que desde que consiguió que su padre le diera un celular ese mismo verano intentó tomar una fotografía de Suga pero no había podido conseguirla. Esa noche la conseguiría, estaba determinado a fotografiar a Suga sonriendo.

-O eres un mal estudiante.

-Eso no es verdad, he sido el primero en mi clase desde hace tres años.

-Yo desde kinder.

-Sí claro-carcajeó Chim colocando una brazo sobre los hombros de Suga al caminar al interior de la enorme casa en la que vivía el doncel-¿sabes? Siempre he pensado en tu casa como un castillo.

-No estás insinuando que yo soy la princesa ¿verdad?

-¿Tú? ¿princesa?-rió Chim, luego continuó-si fueras una princesa serías la princesa de hielo.

-O el feroz dragón.

-Mi padre va a pasar estas vacaciones conmigo en casa de mi abuela-dijo Chim al entrar al estudio de Suga-entonces no voy a poder pasar mucho tiempo contigo este año.

-¿Por qué? Deja a tu padre con tu abuela no es un bebé.

-Está triste y quiero animarlo.

-Si es lo que quieres-contestó Suga con evidente malhumor tomando asiento frente al piano, luego abrió la tapa y empezó a tocar las teclas, emitiendo una melodía melancólica, demostrando con ello lo triste que le puso la noticia de Chim. Era molesto verlo partir cuando llegaba la noche, más aún cuando las vacaciones terminaban, quería tenerlo ahí todo el tiempo, que no se fuera, no tener que compartir su tiempo, quería que Chim fuera la princesa del cuento y él, el feroz dragón que lo mantiene dentro del castillo para siempre. 

MELODÍA A MEDIA NOCHE (Jimsu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora