🎼13

271 42 21
                                    

-¿Sigues enojado?-preguntó Chim a Suga dando pequeños golpecitos con su codo en uno de sus brazos haciendo que todo su cuerpo se moviera, consiguiendo que perdiera la constelación que estaba tratando de mantener desde más de media hora.

-Dije que no estaba enojado ¡y ya deja de golpearme!, no puedo enfocar bien las estrellas contigo moviéndome de esa forma.

-¿Por qué siempre hablas así?

-¿Así como?

-Siempre hablas como adulto.

-No es mi culpa, todos a mi alrededor hablan de esta forma y tengo que hablar así si quiero ser respetado.

-¿A qué se dedica tu familia?, nunca hablas de ellos y hasta ahora no he conocido a nadie a mas de tus guardaespaldas.

-No quieres conocer a mi familia...¡ya la encontré! ven a mirar-se expresó de pronto muy emocionado con esa brillante y hermosa sonrisa que solía mantener en sus labios cuando ambos estaban juntos. Desde que Chim conoció a Suga sus sonrisas no siempre solían aparecer con frecuencia pero desde hace un par de años atrás sus sonrisas salían con facilidad y ahora esa expresión solía mantenerse seguido en su rostro y sus ojos brillantes eran preciosos como si una luz estuviera iluminándolos directamente todo el tiempo, incluso en la oscuridad.

-¡Woa!-el sonido de la voz de Chim totalmente asombrado por lo cerca que se miraban las estrellas desde el telescopio provocó en Suga un latido fuerte en su corazón. Cada vez que tenía oportunidad buscaba la manera de mostrarle algo interesante para mirar o que hacer solo para obtener ese rostro alegre y esa emoción en su voz. Cualquier cosa que alegrará a Chim de esa manera, Suga lo buscaba.

-Es venus, también se llama estrella del atardecer, la más brillante y es la primera visible en el alba, ¿no te parece hermosa?

-Es muy bonita...Suga-llamó Chim luego de un momento, dejando de lado el telescopio-antes de venir pasó algo en mi instituto-continuó con voz apagada.

-¿Qué sucedió?

-Los chicos de mi salón me hicieron jugar un juego y no me agradó.

-Si no te gustó el juego no debiste haber jugado, ¿te hicieron algo que te incomodara?...¿Quiénes fueron los que hicieron sentir mal a Chim?

-Me fui cuando fue mi turno.

-¿Qué juego fue ese Chim?-presionó Suga conteniendo el malhumor que estaba creciendo en su interior, apretando sus puños inconscientemente observando con atención sus mejillas tiñéndose de un leve color rosa, si esos niños imbéciles se les ocurrió hacerle algo...

-Jugaron a la botella.

-¿Botella?

-Sí, ¿sabes que juego es ese?-preguntó Chim en un susurro.

-¿Me veo como alguien conocedor de esos juegos?-contestó con otra pregunta indiferente, con el corazón latiendo en su pecho a mil. ¿Cómo no podía conocer ese estúpido juego?, hasta los niños ricos de su instituto empezaron con ese estúpido juego.

Estaba tan enojado porque Chim hubiera jugado a ese juego que su respiración empezó a ser irregular, mientras tanto un millón de preguntas rondaron por su cabeza, como por ejemplo quien en en la tierra fue quien puso sus labios en los de Chim.

-¿Entonces lo jugaste?-volvió a preguntar sentándose en la cama.

-Me quedé hasta que mi turno llegó y solo me fui, me dio asco, se supone que una niña tenía que besarme-terminó de decir Chim con desagrado tomando asiento a un lado de Suga-no quería que una niña me diera mi primer beso...yo...estaba esperando que...bueno yo...am...estaba pensando que si tengo que besar a alguien, es mejor besara a alguien que me agrade.

-¿Se puede saber quien es ese alguien?

-¿Suga?

-Mmm...

-¿Me puedes dar mi primer beso?-Esa fue la pregunta que Suga escuchó, pero no pudo contestar, mucho menos negarse, en el momento en el que Chim terminó de hablar se puso de pie para darle un pequeño beso, apenas fue un roce, un segundo en el que sus labios sintieron la suave textura y luego nada.

Tan pronto como Chim de alguna manera robó su primer beso de esa forma tan deprisa, el travieso se escabulló por la ventana, bajando por la estructura que se usaba para las enredaderas. Desapareciendo por donde había venido dejó a Suga en su cama sin ningún pensamiento, con su cabeza totalmente en blanco y con un cosquilleo en sus labios.

Al día siguiente Chim no apareció en ninguna parte de su casa, menos en el jardín, incluso Suga intentó ir a buscarlo a casa de su abuela pero cuando fue a hurtadillas se encontró con una propiedad vacía. Chim no estaba por ninguna parte y no podía contactarlo por ningún medio. Ese había su trato, solo encontrarse en las vacaciones de verano, de esa forma tanto como Chim y Suga tendrían más de qué hablar durante esos días bajo el árbol o en la sala donde tocaba el piano.

Por más que Suga espero por Chim, no pareció, ni ese día, ni el siguiente, ni el siguiente. Estaba tan preocupado que incluso tuvo el pensamiento de hacer que uno de los hombres de su padre intentara localizar a su amigo pero tan pronto como tuvo esa idea la descartó por completo. Si su padre se enteraba de que estaba teniendo una amistad con un chico normal que vivía en la granja vecina, no estaba seguro de que sería capaz.

El hombre era tan paranoico que seguramente mandaría a averiguar toda la vida de Chim y la de su familia y si encontraba algo que no fuera de su grado definitivamente se desharía de todos ellos sin pensarlo dos veces, por lo tanto solo le quedó esperar y ser paciente, dos cualidades que no tenía.

Los días pasaron lentamente y así un mes entero se fue volando sin que se diera cuenta. Suga no entendía cómo es que el flujo de tiempo se convirtió en esa forma, los días lentos y las semanas pasaban rápidas, sin embargo de lo que estaba seguro era que cada día que pasaba las vacaciones estaban prontas a terminar y Chim no aparecía por ninguna parte hasta una noche en la que el viento soplaba lentamente y las nubes parecían llegar llenas de lluvia por el horizonte, esa noche Chim llegó con sus ojos llorosos hasta su habitación. 

MELODÍA A MEDIA NOCHE (Jimsu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora