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- Erick te estoy hablando

- ¿Mandé?

- Vez papá, te dije que era inútil traerlo

- Erick, hijo estamos aquí para elegir el traje de tu hermano, ¿Se le ve bien ese?

Erick mira a su hermano y él le sonríe posando el traje.

- Escoge uno a perlado, te lo dije Yoandri, eres demasiado blanco y te pierdes con la camisa

- Papá...

- Erick tiene razón

Sonreí orgulloso.

- Además quieres apurarte, mi cumpleaños es en tres días y para tu boda falta casi medio año

- Mi boda es más importante que tu cumpleaños

- Claro que no

- Que si

- Que no

- Ya niños -interrumpe mi papá- las dos ocasiones son importantes

Era mentira, yo cumpliría mi mayoría de edad, mi cumpleaños es más importante.

- Seré mayor de edad papá

- Y yo me casare, seré conde

- Solo es el nombre, un conde no es nada hoy en día

- Como si tú fueras a conseguir algo mejor

- Lo haré -dije seguro- me casare con alguien famoso -ambos se rien- y será en el Páramo o no será nada

El Páramo era la iglesia más grande de toda Europa y también la más importante. Todo ciudadano aristocrata tiene el gran sueño de casarse ahí.

- Oh Erick -padre acaricia mi hombro- aún eres muy joven para pensar en eso

- No te preocupes papá -habla Yoandri- para lo que quiere Erick, capaz y se queda a vestir santos

- Eres un...

- Además el príncipe de Mónaco asistirá, vence eso Erick

No podía creer lo que acababa de decir.

- ¿El príncipe, el de verdad verdad?

Hace a penas unas semanas lo había tenido frente a mi.

- Así es -dice orgulloso- es mi amigo...

- Oh por dios -alardee- padre, yo debo de usar un traje espectacular, dios mio, el príncipe

El príncipe de Mónaco, el soltero más codiciado del mundo, se presentaría a la boda de mi hermano, esto no se podría poner mejor.

- No tienes para pagarlo -lo miré- con lo que ganas en la guardería y lo que te pago yo, no es suficiente

Hice una mueca, era verdad.

- El traje lo pagaré yo -habla papá- pero tienes que quitarte esas ideas locas del príncipe de la cabeza, te gana por diez años Erick

- Once -corrige Yoandri y lo mire mal- ni te conoce

- Para el amor no hay edad

- Pero sí límites

- Además si me conoce -dije hacia mi hermano ignorando a mi padre-

- Claro que no

- En la casa

- Oh si -rie- en su encuentro no tan casual

- Cruce por ahí, fue casualidad

- Podías ir por otro lugar

El reloj de la tienda sonó sacándolos de nuestra pelea, las doce en punto.

El príncipe Erick ||Joerick||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora