El príncipe Erick ||Joerick||

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Al arribar a España, una gran fiesta los esperaba entre los integrantes de la clase alta, amigos de Joel e incluso miembros de la familia real.

Aplaudían su llegada la futura monarquía regresaba de su luna de miel y posiblemente con un heredero en el camino.

- Bienvenidos, Príncipe de Mónaco -Joel sonríe- y Príncipe Erick, su llegada trae a España prosperidad, alegría y esperanza para la monarquía

Erick sostenía el brazo de Joel mientras trataba de guardar la compostura

- Su descendencia se espera con ansias y el continente entero está en alerta del anuncio

Eso había puesto incómodos a Joel y Erick, apenas había pasado un mes de su matrimonio y ya le estaban exigiendo al heredero.

Los aplausos reaparecieron y ambos príncipes sonrieron a pesar de no sentirse muy felices con aquel discurso.

- Joel...

- ¿Qué pasa? -susurra-

- Me siento mal

Erick se sentía muy mal, el viaje lo tenía agotado y tenía vértigo.

- Ven

Caminan hacia la mesa y se sienta con el dándole agua.

- Necesito descansar

- No podemos irnos Erick, es nuestra fiesta, solo quédate aquí, no pasará nada ¿Si?

Erick asiente porque sabe que no tiene otra opción, de ahora en adelante debe estar con Joel en este tipo de eventos.

Joel lo dejo solo llendo con sus amigos y todo empeoró cuando lo vio a él, presente entre ellos. La inseguridad lo invadió y los celos se instalaron de inmediato en su pecho.

Era parte del círculo de amigos de Joel y tendría que acostumbrarse a su presencia. Joel sonreía y hablaba naturalmente a su lado, la cabeza de Erick comenzó a traicionarlo haciendo que se imaginara cosas.

Varias personas se acercaban y preguntan cosas que Erick consideraba estúpidas o fuera de lugar. La presión era tan alta que estaba sintiendo la presencia de un nuevo ataque, sus manos comenzaron a sudar, clavaba sus uñas en sus palmas y sus ojos estaban en la comida asquerosa que estaba frente a él. Su respiración se hizo pesada, nadie le estaba prestando atención, si comía y después vomitaba nadie se daría cuenta, pero en un lugar con tanta gente era demasiado arriesgado.

- Respira Erick -habla para si mismo- respira, respira

Era demasiado; no pudo más.

Se levantó de repente tomando un plato, pero antes de poder servirse la comida, fue interrumpido.

- ¿Son antojos? -lo mirá- oye, no te detengas, ¿Quieres que te sirva? -le quita el plato-

Erick lo inspecciona con detenimiento, no logra entender cómo es que le habla tan naturalmente cuando fue el amante de su ahora esposo.

Le entrega el plato con una sonrisa.

- ¿Qué tal la luna de miel?

Sin duda era mejor que esto.

- ¿Joey se lució?

El maldito apodo.

- Creo que si -rie- hasta te dejo sin palabras

Continúa en silencio, Erick no quiere ser amable solo quiere que se largué de su presencia.

- Lamento si te incomode, solo quería desearte la mejor de las suertes