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Me encontraba en la oficina arreglando mi discurso para la boda de mi hermano Israel; Erick y yo seríamos sus padrinos.

En mi cumpleaños nos herimos verbalmente, pero también nos dimos cuenta que somos buenos juntos, solemos conversar durante el sexo, tenemos mejor química y no peleamos. Por las noches suele ir a mi cuarto o hay ocasiones en las que voy en su búsqueda. Antes no solíamos hablar mucho, sin embargo ahora tenemos conversaciones que duran hasta el amanecer.

"Mi hermano Israel y Mónica, merecen ser felices, tal y como lo somos Erick y yo...".

Bufé. No terminaba de gustarme el maldito discurso.

La puerta fue abierta y cerrada en un movimiento rápido; era Erick.

- ¿Sigues en pijama?

Asiente y corre hacia a mi, se sienta sobre mis piernas y lo recibo con una sonrisa que se borra cuando me besa con desesperó.

- Se hará tarde Erick -jadee-

- No puedo esperar más -toca mi entre pierna-

Nos habíamos hecho adictos a hacer el amor.

- Joder Erick...

Dije cuando empezó a masturbarme.

- Será rápido

Erick me sorprendía cada día y últimamente estaba insaciable.

Lo jale del cuello para besarlo, Erick besaba exquisito y yo había sido su maestro; sabía dónde tocarme, cuando y como hacerlo.

El teléfono sonó; ambos lo ignoramos.

Sus labios y su piel eran mi perdición.

Erick traía solo un camisón que me dejaba tocar su trasero y sus piernas a mi antojo.

El sonido del teléfono volvió a presentarse; me separé.

- Espera

- No -me besa- te necesito

De nuevo.

- Dame un minuto -dije entre el beso-

- Bien...

Me mira enojado, pero puedo ver aún su deseo hacia a mi.

Tome el teléfono.

- ¿Bueno?

- Joel, no suelo hacer estás llamadas pero esta vez fue necesario

- ¿Qué sucede madre?

- Deben llegar temprano

- Eso ya lo sé

Un gemido casi se me escapa cuando Erick aprieta mi pene, tome su mano y negué, él solo ríe sin soltarme, besa mi cuello haciendo que suspiré.

- ¿Estás bien Joel?

Demasiado bien.

- Sssi -trate de hablar- ¿Que más tenías que decirme?

- No quiero que llamen la atención, es el día especial de tu hermano, deja que se luzca hoy

No había puesto atención, Erick se había alineado y dejado invadir por mi pene él mismo; yo solo cerré mi ojos con fuerza.

- Joel... ¿Joel qué sucede?

Erick soltaba sus gemidos en mi oído, eran intencionales porque solo los hacía para que yo lograra escucharlos.

- Joel -dice molesta-

- Si madre -gruñi- está bien, no queremos atención

Erick me mira y bajo mi mirada comienza a entrar y salir lentamente haciendo gestos que solo me ponen peor.

El príncipe Erick ||Joerick||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora