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Un maravilloso mes llenó de pasión y dulzura llegó a su fin cuando regresaron a España y se instalaron en su casa.

Erick se dedicó a la remodelación de su nuevo hogar, en pocas semanas ya había terminado, todo estaba en su lugar pero después, las horas constantes de encierro lo abrumaron, no salia de la casa, Joel se la pasaba fuera haciendo sus deberes de príncipe y en ocasiones los fines de semana iban a la ópera. Su hogar estaba tan alejado de la ciudad y le hacia tanta falta escuchar el sonido de los carros porque el silencio lo estaba volviendo loco.

Su paranoia aumentó cada que Joel salía de la casa, pues creía que se iría con Christopher, pequeñas discusiones fueron creciendo hasta el punto donde Joel le gritaba, después de aquella noche no volvió a su recámara; ahora duermen separados.

La bulimia no había desaparecido, incluso se hizo más fuerte con el paso de los dias, Erick no se alimentaba sanamente y lo poco que comía terminaba dentro del baño.

Joel quería incluir a Erick en su entorno hacerlo sentir parte de él, pero a su parecer Erick se negaba y eso lo frustraba a tal nivel que no lograba tolerarlo y prefería estar encerrado en su despacho. Erick no terminaba de encajar en ese mundo; esa noche Joel había invitado a su escritor favorito y tendría que cenar con ellos.

Joel se veía feliz sonriendo y hablando con aquel anciano, Erick no entendía en qué momento le había dejado de sonreír a él de esa manera; la magia de fue de la noche a la mañana.

Su plática era un fastidio y Erick no lo disimulo, los temas que ellos hablaban no eran de su interés y la diferencia de edad por los gustos de cada uno comenzaban a afectar.

- Como te decía Joel es muy relevante lo de la la segunda guerra pues...

Estaban tan sumidos en su conversación ignorando a Erick, él solo picaba la comida para distraerse, ya fastidiado de la situación dejo caer un vaso de agua manchando su ropa, ambos lo miran.

- Lo siento tanto -se levanta- creo que debo ir a cambiarme, con permiso

Camina fuera del comedor rumbo a su recámara.

- Creo que debo irme, alteza

- Lo acompaño

- No es necesario, conozco la salida

Corre detrás detras de Erick y antes de que cierre la puerta lo detiene, se retan con la mirada, ninguno estaba dispuesto a rendirse, hasta que Erick termina cediendo dejándolo pasar.

- ¿Qué fue eso? -ignora caminando al armario- Erick...

Saca la ropa sin responderle acabando con su paciencia.

- Te estoy hablando -jala su brazo apretándolo con fuerza- responde

- Me lastimas -se jala pero no lo suelta-

- Respóndeme -gruñe-

- Sueltame primero

- Listo -lo suelta de mala gana- ahora quiero tu respuesta

- Dijiste que cuando no me gustará algo te lo dijera, no podia decirte frente a ese viejo que no quería estar ahí

- ¿Dices que te molestan mis invitados?

- Digo que no quería estar ahí

- Me tienes arto Erick -dice enojado- no pones de tu parte para que esto funcione, no es fácil -suspira- joder que losé, pero al menos yo intentó ¿Y tú?

No dice nada.

- Siempre te quedas callado, me desesperas tanto

- Si tan sólo yo llegara a hablar Joel

El príncipe Erick ||Joerick||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora