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- Quiero el divorcio Joel

Se intenta separar sin éxito, pero lucha, lucha porque a pesar de estar con el corazón roto, quiere sanar.

- No...

Se aferraba a su cintura con miedo por el terror de perderlo, perderlo cuando se ha dado cuenta de cuanto lo ama.

- Suelta me -ignora- suelta me, te digo que me sueltes -los empuja-

Joel lo mira desde el suelo con lágrimas descendiendo sobre su rostro y aquellos ojos cafés, rojos por el llanto.

- No hay vueltas atrás, ya no puedo estar contigo

Abre la puerta y limpiando también sus lágrimas enfrenta a la multitud que lo esperaba afuera, pasa de largo para alejarse de ellos.

- ¿Erick, qué pasa? -Johann lo sigue- Erick...

- ¡Erick! -grita Joel saliendo de la recámara entre lágrimas- Erick por favor

Su padre lo detiene mientras la Reina mira desconcertada a su hijo, está llorando y parece desesperado; no salió como esperaban.

- ¿Joel qué sucede? -toma su rostro-

- No va a regresar conmigo -susurra- madre yo lo amo -solloza-

La sangre en el cuerpo de Patricia hirvió del coraje al ver a su hijo llorando y sufriendo por algo tan insignificante. Lo soltó y camino detrás de Erick.

- ¡Erick! -grita- ¡Erick!

Erick la ignora, lo único que quiere es salir de ese horrible lugar.

- ¡Detente Erick!

La servidumbre estaba sorprendida nunca antes la Reina había alzado la voz, siempre fue tan correcta y educada, ahora solo parecía una loca desesperada.

- Como tu Reina de lo ordeno, detente Erick

- Erick -Johann lo detiene- es la Reina -susurra y Erick cruza miradas con Patricia-

- No me importa quién sea ella, no recibiré órdenes de...

- Ni te atrevas a decirlo -llega Francisco-

Con el corazón acelerado Erick solo mira como se acercan a él, no les baja la mirada ni por un segundo.

- Entraras a ese cuarto -Francisco jala su brazo- hablaremos de manera tranquila y civilizada, porque no eres tonto Erick -susurra- te conozco tanto y siento tanta lástima porque ahora tu eres él que se quiere divorciar -lo suelta-

Erick no supo en qué momento le habían hecho tal jugada, sacaron su carta bajo la manga y ahora la balanza se inclinaba a favor de Joel, pues el príncipe de Mónaco ya no quería divorciarse.

- Tenemos que entrar Erick -susurra Johann-

Y si las cosas no se podían poner peor, Erick se dió cuenta que todo se estaba saliendo de control.

Johann también estaba aterrado, no había convivido de manera tan cercana y menos en carne propia la crueldad de la monarquía, eran una familia fuerte, unida a pesar de sus diferencias porque defendían algo en común y era la corona, darían su propia vida por ella; por algo la única monarquía que existía era la española.

- Escucha a tu abogado, no querrás sufrir las consecuencias de tus actos

- ¿Esa fue una amenaza? -enfrenta Erick-

- Puede interpretarlo como mejor le plazca, su Alteza

Francisco se estaba burlando de él, después de amenazarlo. Esto no era un juego tampoco era un sueño, era la vida real.

El príncipe Erick ||Joerick||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora