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Maneje hasta el castillo de Robinstein, una duda desde el viaje a México rondaba mi cabeza y era momento de aclararla.

- La Reina no lo puede atender, príncipe

- No pienso moverme de aquí hasta que me atienda y conozco demasiado este lugar para saber, que su despacho no tiene otra salida

Me mira frustrado y vuelve a entrar a la oficina, largos minutos pasaron hasta que volvió a salir.

- Cinco minutos

Entre de prisa corriendo hacia Patricia, con ningún tipo de respeto la abrace.

- Necesitaba verla -la solté- madre...

- ¿Madre? -frunce el ceño-

- Me dijo que sería como una madre para mí

No me responde, solo me juzga con la mirada.

- ¿Qué necesitas Erick?

- No está funcionando, cada día que pasa nos distanciamos más, no hablamos por días enteros y...

- Pon de tu parte

- Lo hago -defendi- pero Joel no coopera y me siento solo

- ¿Solo? -asentí- imposible, con toda la atención que recibes por los medios Erick, eres como un faro de luz y todos los mosquitos van hacia a ti, no se habla de otra cosa que no sea del hermoso y generoso príncipe Erick

Me lo estaba echando en cara.

- Necesito sentir que me quieren y al menos ellos me prestan atención

- ¿Te gusta?

- A cualquiera que lo ignoran en su familia le gustaría

- ¿Afirmas que te gusta ser en centro de atención? -fruncí el ceño- ¿Quieres el lugar de Joel?

- No -me apresuré- yo solo quiero jugar para el equipo, lo hago por ustedes, por la monarquía, pero ahora no sé si soy parte de su equipo

- Lo eres, eres el esposo del futuro Rey, pero tienes que aprender a limitarte

- Lo hare, solo prometa que hablara con Joel -su rostro no muestra sentimientos- por favor

- Lo hare Erick, ahora vete

- Gracias

La volví a abrazar y está vez me devolvió el abrazo.

Camine hacia la salida.

- Erick... -la mire- te voy a ayudar, pero si esto no funciona será solo tu culpa por no saber ser un buen esposo

A pesar de sus duras palabras por lo menos sabía que estaba de mi lado, ya había hablado con la Reina, ahora tenía que trabajar en mi.

- Alteza real -se inclina-

Al principio creía que las reverencias se hacían por mostrar respeto ante la monarquía; ahora sé que todo es un fachada.

- Solo dígame Erick

Le sonreí estrechando su mano.

- Siéntate

Obedecí, tomando asiento frente a ella.

- Leí tu carta -asentí nervioso- quiero ayudarte

Había acudido con un psicólogo; quería que mi vida mejorará por mi y también por mi hijo.

- Necesito ayuda -afirme-

- Me alegra que lo aceptes -suspira- bien, empecemos

Mordí mi labio inferior para ocultar mis nervios.

El príncipe Erick ||Joerick||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora