Capítulo 15

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2 de noviembre, 2020

Allison:

—Vamos, cariño, arranca.

Vuelvo a girar la llave... y nada.

¿Qué pasa?

No lo sé.

—Cora, voy a llegar tarde, vamos.

Una vez más... el motor hace el amague de encender, pero se apaga.

Mierda.

Me fijo si estoy haciendo todo bien, pero no hay nada mal.

Bueno, algo mal hay, porque no enciende.

Pero yo no sé nada de arreglar motores.

Suspiro y me bajo, la llevo caminando hasta el taller al que voy siempre y en el camino llamo a Cameron.

—¿Ya llegas, peque?

—No. Voy a llegar tarde.

—¿Pasó algo?

—A mí no, pero a Cora parece que sí, la estoy llevando al taller porque no enciende, no sé qué sucede.

—¿Al taller de siempre?

—Si.

—De acuerdo, quédate ahí que te busco.

—Okey, gracias.

—Siempre al servicio.

Río y corto. La verdad, es que prefiero ni ir.

Nunca terminan bien las comidas en familia con Emilio.


Escucho a Max, el mecánico, que me dice lo que le sucede a Cora, pero no entiendo nada, así que solo asiento.

—¿Para mañana va a estar?

—No, el repuesto me llega mañana por la mañana y con suerte.

—¿Pero para el viernes por la mañana va a estar? La necesito.

—Va a estar para el sábado.

Ay, no.

—Max, amigo mío —me sonríe—. Sabes del viaje que hacemos siempre con mis amigos y es el viernes por la mañana, la necesito.

Junto mis manos a modo de súplica y él ríe.

—De acuerdo, mañana por la noche la voy a tener lista. Solo porque la voy a hacer antes del resto porque me caes bien y eres clienta de años.

—¡Si! —le doy un pequeño abrazo y beso su mejilla, le tengo mucho aprecio a Max—. ¿Te dije que eres el mejor?

—Sí, pero me gusta escucharlo.

Río y niego.

—Pues eres el mejor.

Me dice el precio y me duele un poco pagar el repuesto que necesito, pero mi Cora lo vale.

Me quedo hablando un rato con él afuera, hasta que llega Cameron y me despido para subirme.

Beso su mejilla y nos ponemos en marcha a la tortura.


—¿Listo para la tortura?

Le pregunto a Cam cuando esta por abrir la puerta, ríe y me mira.

—No seas exagerada.

Sí, claro, exagerada.

Porque él no pasa lo que nosotras sí.

Suspiro de AlivioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora