Capítulo 32

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8 de enero, 2021

Por más que lo intente, no puedo concentrarme en los apuntes.

Me quito los lentes y paso mis manos por mi cara, frustrada.

Dylan trabaja, al igual que el resto, Bruno está con Dani en su casa y Thomas se juntó con su futuro chico.

Me acuesto en el sofá pensando. Termino agarrando el celular y llamando a la persona que sé que me va a ayudar a despejar mi mente.

Ya extrañaba que me llames —dice Bella apenas atiende y sonrío, toda la conversación transcurre en italiano.

Lo sé, y yo extrañaba hablar contigo.

¿Tiene alguna causa?

Puede ser...

Estoy acomodando mi jardín, podrías venir a ayudarme y hablamos de lo que quieras.

En unos minutos estoy ahí —escucho su suave risa y corto para levantarme e irme.


—Por lo que ahora tu cabeza es un lio —dice luego que le conté todo lo que sucedió ayer.

—Si...

—Pero la pregunta es ¿Un lío sobre qué?

—Ni yo sé la respuesta.

—Mentira, si sabes, solo que no te animas a decirlo.

Suspirando sigo cavando en la tierra, quedamos unos minutos en silencio, sabe que lo necesito.

—¿Crees que merezco eso?

—¿Qué cosa?

—Daemon —me mira confusa y casi asustada.

—¿Qué te sean infiel? ¿Qué no te valoren? ¿Qué no le importes de verdad? ¿Qué no te quiera sinceramente? ¿Peleas? ¿No ser tratada como debes serlo? No, no lo creo.

—Pero...

—Fue un accidente, Allison.

Frunzo los labios, reteniendo lo que quiero decir.

—No lo sé...

—Sigues sin querer contarme todo ¿No?

Niego, negada a que sepa toda la verdad de lo sucedido ese día.

—Lo siento... pero no.

—Lo entiendo, amor, pero no debes cargar con todo tu sola —no respondo—. Y sobre lo otro... yo creo que lo que le dijiste a Daemon es la verdad.

—¿Si?

—Por supuesto. Y no creo que merezcas estar con alguien así, mereces a alguien como Dylan; alguien que te quiere de verdad, te respeta, que quiera verte bien siempre y te ayude en lo que pueda, que te haga sonreír y reír más veces de las que discutan, alguien que te ve de verdad y sabe lo que mereces; alguien que te valora y solo quiere a cambio tu amor.

—Lo tiene.

—¿Lo sabe?

—Si —sonríe y asiente—. Eso solo que...

—¿Qué?

—¿Y si se cansa de mí? ¿Y si se aburre o quiere a alguien mejor?

—¿Mejor? No creo que consiga eso.

Río y niego.

—Hablo en serio, abuela.

—¡Yo también!

Suspiro de AlivioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora