Capítulo 26

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Allison:

Apenas cruzamos la puerta no dudo en agarrar su rostro y pegar sus labios a los míos. No reacciona en un principio, está sorprendido, por lo que demora un poco en seguir el beso.

Cuando lo hace, doy un saltito y enredo mis piernas en sus caderas, me agarra y profundizo el beso, tratando de trasmitirle lo que quiero decirle, pero aún no me animo.

Comienzo a besar su cuello y escucho que suspira.

—Espera, espera —lo miro al instante.

—¿Pasa algo?

—Eso te iba a preguntar —lo miro confundida y se mueve hasta la mesa donde me sienta, aunque es igual de alta que sus caderas, por lo que la altura no cambió.

—No entiendo.

—Pensé que te pasaba algo, estabas rara, nerviosa y no lo sé... decidiste irte de la nada sin decirme nada.

Claro, que idiota. Sonrío y paso mi mano por su pelo.

—Es que... no puedo explicar lo que sentí con tu regalo, Shepard —me mira expectante y sigo—. Puede que a ti te parezca algo simple, pero para mí significó mucho. A menos que sea familia, nunca me habían regalado algo tan... significativo.

» Recordaste todo lo que me gusta y lo colocaste ¿Entiendes eso? —sus mejillas se sonrojan y sonrío más—. Nunca nadie había tenido ese detalle conmigo.

—Pensé que te había molestado que haya puesto el piano.

—No, sí es un tema delicado, pero es algo que me fascina y muy importante para mí, me encantó.

Sonríe y asiente.

—Pensé que ibas a dejarme —lo miro incrédula y río con ganas.

—Estás loco, Shepard, cómo voy a dejarte a ti que eres... no lo sé, tan tú conmigo.

—Que expresiva, bonita —río y lo beso.

—Es por eso que quise venir aquí, me volví mala con las palabras, pero puedo, aunque sea, tratar de demostrarte un poco lo que siento con acciones.

» Sé que más adelante voy a encontrar el valor para decirte todo lo que pienso, pero... por ahora, solo tengo esto.

Agarro el borde de mi blusa y tiro hacia arriba, quedando sin nada ya que no usé sostén.

Baja su mirada hacia mis pechos y puedo jurar notar su mirada oscurecer. Mi cara está roja y se desplaza por mi cuello y pechos ya que no bastaba tener las mejillas sonrojadas parece.

—Vas a matarme algún día —dice con voz ronca y baja.

—Sería una linda manera de morir esta —vuelve su vista a mis ojos y sonríe de lado como tanto me gusta.

—Si es contigo, definitivamente sí.

Sonrío y me atrae para besarme bruscamente, se separa unos centímetros y se quita su camisa por arriba sin desabotonarla. Sus manos recorren mi cuerpo y las mías el suyo. Deslizo mis manos por su pecho y acaricio esa linda tableta que tiene, siento sus músculos tensarse por mi toque y sonrío.

Su erección se presiona sobre el vértice de mi entrepierna, haciéndonos jadear. Desabrocho su pantalón y él el mío. No hay prendas que nos separen ahora y cuando creo que va a llevarme al cuarto, habla.

—Ya no lo resisto —y de una estocada entra en mí, haciéndome gritar y tirar mi cabeza hacia atrás.

Sus manos se aferran con fuerza a mi trasero y mis uñas a su espalda, no hay delicadeza ni sutileza; es intenso, profundo y duro.

Suspiro de AlivioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora