Extra III

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3 de julio, 2025

Dylan:

Veo el anillo en mi dedo anular mientras conduzco el auto para buscar a mi esposa.

Mi esposa.

Qué lindo suena.

Allison Shepard...

¿A qué no es hermoso?

Sí que lo es.

Con Allison nos casamos en mayo, a fin de mes y las dos primeras semanas de junio fueron la luna de miel. La primera semana en La Polinesia Francesa, un lugar que parece irreal de lo hermoso que es. La segunda semana la pasamos en Filipinas. Simplemente fue asombroso.

Yo quería casarme antes, pero Ali quería esperar a que el bebé de Dani y Bruno nazca, que lo hizo a principios de mayo.

Entro al edificio y me adentro al ascensor para llegar al piso de mi bonita.

—Mar —la saludo.

—Al fin —dice con alivio—. No se quiere ir por mucho que le diga, convénsela, me preocupa.

Asiento y le agradezco para entrar directamente a la oficina de mi querida esposa.

Mar, la secretaria de Allison, me llamó histérica diciendo que Allison se ve mal y descompuesta. Lo confirmo apenas la veo.

—Hola —dice bajito y me sonríe.

Se ve pálida.

—Toma tus cosas. Nos vamos a casa —me mira confusa.

—¿Eh? ¿Por qué?

—Porque estás mal, si no quieres ir a un médico, por lo menos ven a casa y tómate el día libre para descansar.

Se queda dudando si hacerlo o no, pero cuando ve mi cara sabe que no le estaba preguntando. Voltea los ojos y toma sus cosas.

—Nunca dejas de ser un mandón a veces.

—Lo hago por tu bien, bonita.

—Bonitas mis nalgas, debo trabajar.

—Tus nalgas no son bonitas, son perfectas, redonditas y apretujables, algo que hago seguido por suerte —su cara toma un poco de color mientras ríe y niega con la cabeza—. Y lo de trabajar, puedes hacerlo mañana, estás pálida.

—Es que creo que no me calló bien la comida —dice con una mueca saliendo de la oficina.

—Adiós, Mar —se despide.

—Nos vemos, señor y señora Shepard.

Sonrío al escucharlo, nunca voy a cansarme de oír eso.

—Deja de sonreír así —dice en el ascensor, pero ella también sonríe, la tomo por la cintura para pegarla a mí mientras apoyo la espalda en una pared del ascensor.

—Me gusta escuchar eso.

—Y a mí —dice a la vez que se inclina para besarme.

Ya en casa, Dani y Bruno vienen con Kate, su hija.

—¿No la llevaste a un médico? —me pregunta Bruno mientras vemos a Allison hacer reír a Kate.

—Thomas está por llegar, ya le dijo los síntomas y todo.

—¿Dijo algo?

—Solo que iba a traer algo que cree que es la razón.

—¿Qué crees que sea?

—No lo sé.

—¿Somnífero otra vez? —pregunta riendo.

—Anímense a volver a drogarme y lo van a lamentar —dice Allison con una gran sonrisa hacia Kate.

Suspiro de AlivioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora