♔︎𝑇𝑟𝑒𝑖𝑛𝑡𝑎 𝑦 𝑠𝑖𝑒𝑡𝑒♔︎

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Horacio se había quedado con Volkov en su casa, claro,  durmiendo en distintas partes del departamento.

El ruso le insistió al moreno en que se quedara a dormir en su habitación, pero no accedió de ninguna manera, así que terminó durmiendo en sofá del salón.

A decir verdad, ninguno de los dos tenían intención de dormir, se quedaron despiertos toda la noche pensando por lo que habían pasado.

Horacio al principio quedó un poco triste, había comenzado a procesar lo que le había ocurrido en la comisaría, era algo indignante para el, estaba triste y enojado porque seguía pensando que era su culpa, sin embargo, dejo un poco a un lado esos pensamientos y se concentro en lo que le había ocurrido no hace muchas horas.
El ruso lo había besado, se habían besado, ni el mismo sabía que pasaba entre los dos, el moreno no sabía en dónde había quedado el Volkov frío y sin sentimientos que conoció al principio, tampoco sabía si nada más jugaba con el para distraerse o si solo era para pasar el rato, por las risas. El menor sin duda estaba más confundido de lo que alguien se podría imaginar.

Por otro lado, estaba Volkov, el cual se encontraba aún adolorido pero de alguna manera feliz, había besado a Horacio y sin duda alguna eso le había gustado. En las últimas semanas, Horacio le había comenzado a atraer, al principio se había encontrado confundido, pero con el paso de los días se aclaró, en los vestidores no le había dado tiempo a responderle a Greco, pero si, Horacio le gustaba, y no sabía de dónde había surgido ese sentimiento tan repentino.
El ruso solo sabía que no era la primera ves que besaba a Horacio, al sentir sus labios recordó los besos de la fiesta, era verdad, ellos dos se habían besado en aquella fiesta de hace un tiempo y sin duda no era una broma de sus amigos.

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Eran las dos de la tarde del día siguiente y Horacio estaba despierto esperando a que el ruso despertara, no lo había molestado porque pensó que estaría durmiendo aún.

Volkov salió de su pieza, aún llevaba la ropa de ayer, no se había cambiado para nada, se dirigió al salón en dónde vio a Horacio aún acostado; iba a darse media vuelta para no despertarlo pero el menor se giro y le sonrió.

-Pensé que aún estaría dormido, no quise hacer ruido- hablo Horacio.

-No, estaba despierto desde hace rato, tengo el horario del trabajo-

Los dos rieron.

-¿Quiere algo de desayunar?- pregunto Volkov.

-Oh, no te preocupes Vik, estoy bien, necesito ir a ducharme, aparte, no sería desayuno, ya es almuerzo.-

Volkov se quedo procesando lo que había dicho sobre el almuerzo, el menor al ver que no había entendido hablo.

-Son las dos de la tarde, por eso ya no sería desayuno-

El ruso sonrió tras entender.

-¿Ya no te duele nada?- pregunto el menor

-Solo las manos un poco, supongo que de los golpes que di, pero de ahí en fuera nada-

-Perfecto entonces, pronto se le quitará el dolor, no se preocupe, bien, pues me tengo que ir, supongo-

Horacio se paró de dónde se encontraba acostado, se puso las botas y comenzó a doblar la sabana que Volkov le había brindado horas antes.

-No es necesario que lo haga, igual iré a dormir un rato más en un momento-

-Sisi, pero usted tiene su sábana, deje doblo esta-

-En verdad le di la mía, no me dio tiempo a buscar otra, fue lo más rápido que busqué-

Horacio estaba un poco nervioso, había dormido y tal vez, solo tal vez, dejado su olor en la sabana de Volkov, ese pensamiento hizo que el menor se ruborizara un poco.

-Bien entonces, no la termino de doblar- y así lo hizo, dejo la sabana a medio doblar en el sofá.

-Perfecto, gracias por quedarte Horacio, de verdad-

-No es nada Viktor, iré a dormir un poco y a ducharme, en unas horas tengo que ir a ver al super, deberías descansar también-

-Espero descanses muy bien, y nos veremos en comisaría, es una reunión entre Comisarios, el Superintendente y ustedes los Subinspectores-

-Perfecto entonces, nos vemos allá, quizá podamos ir a cenar entre todos, no lo sé-

-Estaría bien, por favor, no vayas a faltar a la junta-

Horacio camino hacia la puerta.

-No, no te preocupes, allá estaré a tiempo, lo prometo-

-Bien Horacio, gracias de nuevo por quedarte-

Volkov abrió la puerta y Horacio salió al pasillo, no quería irse, pero tenía que descansar un poco y también tenía que ducharse para la junta que tendrían.

-No es nada, de verdad, nos vemos en unas horas-

Horacio se acercó a Volkov, para despedirse con un corto abrazo, dejando así al ruso sorprendido.

ᴠᴏʟᴋᴀᴄɪᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora