Al final, Horacio logro encontrar el pulso de Gustabo, el cual era muy débil. Greco se acercó a el y cargo a Gustabo en brazos, sacándole de aquel granero.
Los demás salieron detrás de él, Horacio no tenía radio, no había cogido una, por lo tanto le pidió a Volkov que llamara a un EMS y así lo hizo el ruso, solicito un médico en la escena.
Volkov se dirigió a dónde se encontraba Conway.
-Tendrá que explicarnos esto, a todos- soltó y regreso con Horacio.
Horacio había comenzado a llorar, no sabía si su amigo iba a lograr salir de esta.
Volkov se acercó a él y lo abrazó.
-Tranquilo Horacio, él estará bien- Volkov recargó su barbilla en la cabeza de Horacio.
-¿Lo prometes?- Horacio en realidad se encontraba mal, era su mejor amigo, si tan solo le hubiera dicho los dos se hubieran infiltrado y tal vez, solo tal vez no hubiera ocurrido lo que estaba viviendo.
-Lo prometo, Gustabo estará bien- el ruso no soltó a Horacio, no tenía pensando hacerlo.
Pasado minutos la ambulancia llegó y todos le abrieron paso al doctor para que pudiera tratar a Gustabo.
-No puedo tratarlo aquí, necesito llevarlo con urgencia al hospital de la cuidad- informó Claudio.
Volkov tomo su radio.
-Pegasus, aterriza, llevaremos a Gustabo al hospital-
Y así lo hizo Leónidas, aterrizó a escasos metros de dónde estaban, Volkov le pidió que bajara y así lo hizo.
Greco cargo a Gustabo y lo subió en la parte de atrás junto con el doctor.
Volkov iba a pilotar el helicóptero y Horacio iba a ser el copiloto.
Una vez arriba se dirigieron al hospital lo más rápido posible, Claudio trataba de parar el sangrado se las heridas de Gustabo mientras informaba por radio que iba en el helicóptero de la policía y que era un sujeto con múltiples heridas de bala.
-Tengan el quirófano listo- hablo Claudio por radio.
A Volkov no le gustaba que estuviera el ahí, pero no era momento para que salieran sus celos.
Al llegar al hospital ya los estaban esperando unos enfermeros en el helipuerto con una camilla.
Greco bajo a Gustabo y lo colocó en la camilla, dándose prisa para que lo pudieran atender lo más rápido posible.
Volkov apagó el helicóptero y bajaron, tomaron el elevador para poder ir a la sala de espera que estaba frente al quirófano.
Horacio se asomo por la pequeña ventana que tenía la puerta y vio como su amigo estaba debatiéndose entre la vida y la muerte.
El de cabellos grises se sentó a esperar y Horacio hizo lo mismo, seguido de Greco. A la media hora se vio al superintendente llegar con la mitad de la malla para hacer perímetro por todo el hospital.
Habían pasado horas, los cuatro veían como enfermeras entraban y salían del quirófano, y nadie les daba noticias de Gustabo.
Al pasar unas horas más salió el jefe de cirugía, informando que todo había estado bien, habían logrado extraer las seis balas que habían impactado en el cuerpo de Gustabo, las cuales; ninguna de ellas había dado en algún órgano vital, la herida más severa que tenía era la de la clavícula, la cual había partido su clavícula derecha en dos. Gustabo ya estaba fuera de peligro.
La malla completa soltó un suspiro al escuchar esa noticia, y el más feliz ahí era Horacio.
Horacio vio como sacaban a su amigo en una camilla para llevarlo a su cuarto en dónde llevaría a cabo su recuperación.
