•𝐷𝑖𝑒𝑐𝑖𝑠𝑒́𝑖𝑠•

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La mañana siguiente Horacio no sabía ni como había llegado su recamara, estaba preocupado puesto que no se acordaba de nada, le llamo a quien lo había invitado preguntándole que es lo que había pasado y fue Nikolai quien le contó todo lo que había visto en la fiesta. El crestas no se podía creer nada de lo que su amigo le estaba contando, decidió creerle puesto que se escuchaba muy seguro, se quitaría del todo la duda cuando le preguntara a los comisarios por su cuenta.
Era domingo, así que no tenía que ir al trabajo, Horacio tenía un dolor de cabeza tremendo; decidió llamarle a Gustabo para ir a desayunar.

El rubio contestó rápido.

Hola, Gus, ¿quieres ir a desayunar conmigo?- se sentó en su cama

Que pasa Horacio, claro vamos al restaurante al que nos llevó el viejo, ¿pasas por mi?

Tío, si pudiera manejar iría, pasa tu por mi por favor, ¿Puedes?. - rodo los ojos

Cierto, que ayer te fuiste de fiesta sin mi, hijo de puta, paso en 10.

Te espero Gusnabo.

Gilipollas.

Y la llamada termino.

Al terminar la llamada Horacio solo se cambió por otra ropa que no fuera la de la fiesta, se arregló la cresta la cual estaba caída por haber dormido, y se colocó sus tenis, para bajar del edificio al parking e ir con Gustabo. No espero mucho, al menos no más de cinco minutos cuando un auto estacionó al lado de su mini, era un Audi el cual esta vez estaba de color blanco.

-Anda sube coño, tengo hambre.-

-Acabas de parar, que dices tío.-

-Venga coñooo, muévete Horacio.-

-Pensé que tardarías más.- explico Horacio entrando al auto y poniéndose el cinturón de seguridad.

-Estaba por acá cerca, ¿Cómo te fue ayer?.- pregunto Gustabo cambiando un poco de tema.

-Tengo algo que contarte, ayer paso lo que he estado esperando por semanas, y yo no estaba consiente.-

-¿Que paso? ¿Conseguiste un viejo a punto de morir con mucho dinero?.-

-Tío, es en serio, ayer bese a Volkov, o eso es lo que me contó Nikolai.- hablo Horacio cerrando fuertemente los ojos y echándose para atrás en el asiento.

-Si, ajá, que más.- Gustabo estaba incrédulo, lo que el de cresta le decía no podía ser cierto.

-Gustabo que es verdad, o bueno, Nikolai dice eso y supongo que le creo, de igual manera dijo que Greco me llevo a casa, así que supongo que debería preguntarle.- Horacio masajeaba suavemente su cabeza.

-Pero que dices, no creo que sea cierto, debe ser una broma o algo, el ruso en una fiesta, besándose contigo.-

-No, no es todo, Nikolai me dijo que también bailo conmigo.-

-Venga ya tío, eso que, de seguro es una broma, deberías preguntarle a Greco, hay que saber que pasó.-

Gustabo estacionó en el parking del restaurante a dónde habían decidió ir, al bajarse, pasar y encontrar una mesa los dos pidieron su desayuno. El tema del desayuno fue lo que Nikolai le había contando a Horacio, el rubio seguía pensando que eso había sido una simple broma de parte del menor hacía su amigo, pero el de crestas en lo más profundo de él pedía que fuera cierto todo lo que le habían contado.
Al terminar el desayuno, el rubio invitó a Horacio a su casa para pasar el resto del día con él viendo películas y preparándose para al día siguiente quitarse las dudas sobre lo ocurrido el día de la fiesta.

ᴠᴏʟᴋᴀᴄɪᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora