Era lunes a primera hora y Horacio ya se encontraba en la comisaría, cambiado con la ropa de trabajo y sus armas reglamentarias. Estaba esperando a Gustabo en los vestidores, la puerta de abrió dejando ver al rubio con una camisa rosa y pantalones beige.
-Llegue, el tráfico está del asco, y eso que es temprano, ¿No han llegado los comisarios.?- pregunto Gustabo.
-No, aún no, creo que mejor, estamos a cargo de la malla, el abuelo esta en su despacho hablando con un tal Freddy, vino aquí muy temprano.-
-El abuelo no duerme, y si lo hace; lo hace dentro de comisaría el cerdo.- hablo Gustabo cambiándose por el uniforme e ir por sus armas reglamentarias.
Los dos salieron al parking para ir a a patrullar, no sin antes haber ordenado la poca malla que se había puesto de servicio.
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El domingo para el ruso había sido su peor día, con dolor de cabeza la mayor parte de este y con dolor de estómago también, sin embargo, a pesar de no acordarse de nada él no se había molestado en preguntar que había sucedido en la fiesta- Según él se conocía lo suficiente como para saber que no podía haber hecho fuera de lugar.
Volkov había llegado tarde a comisaría, puesto que se había quedado a jugar con la gatita y se le había pasado muy rápido el tiempo.
Se puso de servicio y hablo por radio.
-Priviet.-
-Buenas comisario.- se escuchó en la radio.
-Buenas, ¿Quién está en H50 ahora mismo.?- cuestionó.
-Aquí subinspectores Gustabo y Horacio, le cedemos el mando.- hablo Gustabo por la radio, ya que Horacio se había negado a responderle al mayor.
-Bien, tomo mando, asígnense como Z30 en binomio.-
-Interrogo Comisario, ¿Podría hablar con usted un momento.?- se escuchó a un Horacio un tanto nervioso.
-10-4, haga 10-8 y lo espero en la puerta de comisaría.-
Volkov pensó que sería un tema de trabajo, lo normal, alguna pregunta sobre la malla o algún procedimiento.
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Gustabo había animado a Horacio a hablar con Volkov y preguntarle al respecto sobre lo sucedido en la fiesta del sábado.
Fue como Horacio después de unas minutos de meditarlo decidió hablar por radio.
<<Interrogo Comisario, ¿Podría hablar con usted un momento.>>
<<10-4, haga un 10-8 y lo espero en la puerta de comisaría.>>
En todo el camino Horacio solo pensaba en como iba a preguntar sobre lo sucedido. Gustabo volteo a observarlo y decidió darle ánimos.
-Vamos Horacio, que te quitarás la duda directamente, no pasa nada, es solo una pregunta.-palmeó el hombro del contrario.
-Pero cómo lo digo? Cómo pregunto eso, llego y le digo, "Tío, ¿nos besamos en la fiesta?".- hizo comillas con sus dedos.
-Pues si, es mejor ser directo, es más rápido.- Gustabo se encogió de hombros.
-¿Eso piensas?.- Horacio estaba muy nervioso a pesar de que solo era una simple pregunta, temía a la respuesta.
-Si, rápido y seguro, no pasará nada, solo te contestara, ala, aparcao, te espero aquí.- El rubio ya había aparcado en frente de comisaría y desde ahí se veía al comisario hablando con una joven castaña, procesando una posible denuncia.
Horacio bajo del auto, subió las pequeñas escaleras de la comisaría y entro en esta.
-Buenas comisario, señorita.- saludó a la mujer que se encontraba acompañando al ruso
-Priviet Horacio, termino la denuncia y podemos hablar, ¿De acuerdo.?-
-10-4 comisario, sin problema.-
Después de unos veinte minutos sentado en los vestidores, Horacio fue solicitado en la radio por Volkov, citándole al despacho de la primera planta.
-Buenas de nuevo comisario.- habló un poco nervioso.
-Hola Horacio, ¿Qué ocurre? ¿De que quería hablar? ¿Algún problema?.-
-Es rápido comisario, solo es una pregunta.- Horacio tenía las manos en la parte de atrás, jugando nerviosamente con ellas.
-Venga, lo escucho, perdemos el tiempo y hay que patrullar.- el ruso se había puesto detrás del escritorio.
-Usted fue a una fiesta el sábado, ¿verdad?.- pregunto Horacio, estando aún más nervioso que cuando entro al despacho.
-Desconozco como sabe eso, pero si, asistí a una fiesta el sábado, Horacio, perdemos el tiempo, vaya al grano.-
-Bien, al grano entonces, también asistí a esa fiesta, al día siguiente no sabía cómo había llegado a mi cuarto y no recordaba nada, decidí hablarle a la persona que me había invitado, me contó las cosas que hicimos y pues quería preguntarle...-
-¿Las cosas que hicimos? De que coño habla Horacio.- El de crestas había sido interrumpido por el mayor.
-Me contaron muchas cosas, entre ellas que nos habíamos besado y quería preguntarle si eso era verdad.- soltó Horacio demasiado rápido, pero aún así, Volkov había entendido cada una de las palabras que había dicho.
