☦︎𝐶𝑖𝑛𝑐𝑢𝑒𝑛𝑡𝑎 𝑦 𝑜𝑐ℎ𝑜☦︎

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Volkov, Conway, Horacio y algunos hombres de Jowy aún seguían avanzando, todos tenían impactos de bala en los chalecos pero seguían en pie.

Al llegar al último piso procedieron a entrar con cuidado, pues este no estaba del todo terminado, así que no tenía techo ni mucho menos paredes a los lados.

Nadando y Yun se asomaron junto con Greco, Volkov se acercó un poco y se mantenía apuntado en todo momento a Nadando, mientras que Conway se encontraba apuntando a Yun.

Horacio se encontraba detrás de ellos.

-Vale, aquí estamos, miren, está sano y salvó, con un tiro en la pierna pero nah, creo que no le dimos en el hueso- sonrió 

Yun aventó a Greco y lo puso en frente de ellos dos, en medio de todos.

-Tiren las armas y pónganse de rodillas, si lo hacen no acabaran en una caja de madera, enterrados a metros bajo tierra-

-Cómeme los huevos viejo- Yun se mantenía apuntando a Greco en todo momento.

-Si no bajan sus armas tendremos que jugar para poder relajarnos- Nadando tenía una revolver en su cintura, la cual tomó y abrió el tambor en donde se alojaban aquellas balas de color dorado.

Saco todas las balas dejando una en la recamara, para así dar vuelta al tambor y regresarlo a su lugar.

Volkov empuño su arma con fuerza en cuanto vio a qué iban a jugar.

Nadando puso la pistola en la cien de Greco, quitando el seguro y disparando, este había sido un susto, puesto que no había salido ninguna bala.

Greco cerro los ojos y al ver que no había bala los abrió.

-Volkov, prométeme que hablaras con Horacio y le dirás lo mucho que le quieres-

Nadando apunto otra vez y apretó el gatillo, otra vez ni había bala.

-Prométeme  que tratarán de ser felices y que se hará la cena que tanto querían- murmuro el  barbas 

Nadando de nuevo disparo otra vez, Greco seguía corriendo con la suerte de que no hubiera bala.

-Se que serás fuerte, enfócate en lo que te hará feliz, cuida de la gatita, cuida de Horacio. Cuida a todos los de el cuerpo, y recuerda siempre, siempre que te quiero muchísimo y que siempre serás el mejor amigo que tuve- sollozo 

Nadando disparo por cuarta vez, y para la desgracia de todos, esta vez si había bala. El cuerpo de Greco callo inerte sobre el sucio y frío suelo.

Volkov se había quedado en shock, al punto de caerse de rodillas.

Horacio al ver que Nadando iba a apuntarle a Volkov, disparo primero, dándole entre ceja y ceja, y viendo también como caía al suelo.

Yun comenzó a correr hacia una esquina, al ver que no tenía como saltar se giró lentamente, Volkov se levantó y empuño se nuevo su arma, la ira lo consumía.

Así que Conway y Volkov comenzaron a dispararle a Yun, vaciaron todo su cargador en él para después ver cómo caía del edificio. 

El ruso se acercó rápido a Greco y se tiró en el piso, poniendo así la cabeza de su mejor amigo sobre sus piernas. Estaba llorando, se encontraba totalmente desconsolado.

Conway estaba igual, se había puesto de rodillas y había pegado su cabeza al fío suelo, llorando también.

Horacio seguía sin creer que habían matado a un amigo enfrente suyo, estaba en shock, simplemente su cerebro no carburaba aquella situación.

-Vamos Greco, vamos, por favor, no me dejes, no lo hagas por favor- Volkov gritaba desconsolado, no quería que su amigo se fuera, no así

En ruso lloraba fuertemente mientras acariciaba la cara de amigo.

-Llamen a una ambulancia, por favor, háganlo- suplicaba, sus manos se encontraban llenas de sangre, trato de tomar el pulso de Greco pero no lo encontró- Greco, te prometo que haré todo lo que dijiste, por ti - sollozó -  te quiero muchísimo y siempre te recordare como el mejor amigo que tuve nunca, buen servicio. Descansa. - se dio por vencido

Sus manos temblaban, su cuerpo sudaba frío y simplemente quería que fuera un mal sueño, tenía la esperanza de que fuera una pesadilla.

Horacio se acercó a Volkov y lo abrazo fuertemente, los dos seguían llorando, el crestas acariciaba la cabeza del mayor, tratando de calmarlo.

-Ya está, se fue, ya esta en paz, lo lamento muchísimo- murmuro Horacio por lo bajo, tratando de consolar un poco

Pero sus esfuerzos eran en vano, nada, absolutamente nada podía quitarles ese dolor de perder a una persona así de especial. 

-No era su hora Horacio, no tenía que irse así, no así- lloraba 

Todos estaban desconsolados, los hombres de Jowy habían bajado para pedir una ambulancia, los policías y los SWAT no tardaron mucho en llegar.

Todos fueron trasladados al hospital, y algunos a la morgue.

La tristeza se podía palpar, habían perdido al mejor comisario, entregado, bueno, servicial, una persona de diez que se ganaba el respeto de todos. Era algo para lamentarse. 

ᴠᴏʟᴋᴀᴄɪᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora