Seca las lágrimas que le quedan al rostro después de ver el tierno beso que los protagonistas de la película de amor, que ha decidido ver después de comer, se hacen. Inmediatamente después salta los créditos finales recordando la voz de uno de los profesores que tuvo en la universidad diciéndole que también se deberían ver, que al final alguien ha invertido su tiempo en ellos y nadie lo valora. Sin dejar ni un segundo más este pensamiento en su interior, pulsa el botón del mando que da inicio a otra película romántica y excesivamente dulce.
Aitana lleva todo el día sin salir del sofá y de Netflix, al igual que hizo durante todo el día de ayer. Los ojos rojos, la oscuridad que empieza a aparecer bajo sus ojos y el pelo totalmente despeinado hacen evidentes muchas horas de llanto y pocas de sueño. Y eso es exactamente lo que ha pasado desde que salió del apartamento de Luis poco después de darse cuenta de la presencia de María. Tener a Luis tan cerca mientras estaba con Bruno no la ayudó a desconectar, suerte que el niño se la llevó a la habitación y estuvieron jugando un buen rato allí como si se escondieran del mundo exterior, del mundo adulto, de las preocupaciones y los problemas. Fue Ana acompañada de Roi quien los sacó de aquella burbuja, mientras el chico se llevó a hombros al niño, Aitana aprovechó para comentarle a su amiga como el dolor de cabeza se estaba apoderando de ella y que necesitaba urgentemente descansar. Ni el ofrecimiento de pastillas para calmar el dolor por parte de sus amigos, ni los mil besos que Luis dejó en su frente o la propuesta de descansar en su cama, ni siquiera los ruegos de Bruno, pudieron evitar que Aitana saliera por la puerta de aquella casa. Las lágrimas se le escaparon en cuanto se aseguró que nadie corría tras ella para volver a impedir su marcha.
Sabe que estas lágrimas que hoy, después de casi dos días, continúa liberando no la llevaran a ninguna parte, pero por ahora se permite sufrir y calmar el dolor que siente dentro suyo de esta manera. La película va pasando y solo quedan veinte minutos para su final cuando el móvil suena. Le extraña ver que la que llama es Marta.
Antes de contestar reconoce que hace demasiados días que no le dedica un rato, aunque sabe que ella no se lo reprochará en ningún momento. Conoció a Marta cuando sus padres la apuntaron en la escuela infantil de su pueblo, aunque en ese momento no comenzó su relación. Unos años más tarde, en la etapa de educación infantil se convirtieron en inseparables y su amistad continúa hoy en día. Se han enfadado y reconciliado más veces de las que puedan llegar a contar, pero no superan las que se han apoyado la una a la otra o todos los secretos que se han confesado y guardado. La distancia hizo de las suyas cuando Aitana se marchó a estudiar a Madrid y Marta se quedó en Sant Climent, el pueblo natal de ambas. La amistad se volvió menos sólida a tantos kilómetros de distancia en un principio, pero supieron cómo no perder el contacto entre ellas. Y la relación que un día se creó de forma espontánea aún dura hoy en día.
Marta saluda a su amiga de forma efusiva y Aitana intenta mantener un tono de voz adecuado para que ella no note nada de lo que ella siente y que, por ahora, quiere ocultar. Le ha ido funcionando durante los últimos años con todo su entorno y su objetivo se ve superado cuando Marta deja de hablar sobre temas banales para pasar al tema importante y por lo que le ha llamado urgentemente. A Aitana no le cuesta mucho creer que su amiga haya ganado un viaje, no conoce a nadie más que haya ganado tantos sorteos como ella. Lo que si la sorprende es que el viaje para dos personas a Los Roques, Venezuela, que ha ganado quiera compartirlo y disfrutarlo con ella. Le agradece, pero prefiere que escoja otra persona con la que pueda pasarlo mejor. Marta no parece querer cambiar de opinión, ya ha elegido y este viaje para dos personas con todos los gastos pagados solo lo hará si Aitana está a su lado. Así que después de la insistencia de su amiga y de buscar una fecha cercana que les vaya más o menos bien a las dos, cortan la llamada para empezar a hacerse la idea de este viaje.
La llamada que Aitana hace con la directora de la asociación dura poquísimo en comparación con la que ha hecho hace unos minutos con su mejor amiga. Ya tiene los días de vacaciones pedidos y con el trabajo que ha dejado avanzado durante los últimos días puede marcharse con toda la tranquilidad del mundo. Así que decide volver a dejarse llevar por la película que ha dejado parada hace mucho más de media hora, pero antes recupera el ordenador que tiene delante. Ante si se extienden imágenes azules que enseñan el maravilloso archipiélago de Los Roques, un paraíso de arena blanca y fina, agua turquesa y un mundo submarino lleno de corales. Un tesoro que está a punto de descubrir personalmente.
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Media vuelta
RomanceLuis Cepeda es un cantante de treinta años que ha aprendido a compaginar su vida laboral como artista consolidado y reconocido en todo el país y fuera de este, con su vida más familiar y personal. ¿Será capaz de tenerlo todo bajo control o tendrá qu...