55 - All you need is love

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Madrid, 4 de enero de 2029 (Actualidad)

Los días en la casa rural acompañados de sus amigos han sido mágicos. Poder disfrutar de los últimos y primeros momentos del año todos juntos les ha dejado para el recuerdo unos momentos inolvidables. Así que la vuelta a Madrid, y a la rutina por parte de los adultos, se hace algo pesada.

Es jueves por la mañana y Luis maldice que el despertador suene tan pronto. Al menos agradece que no sea el único que tiene que levantarse, y que una Aitana abrazada a su cuerpo se oponga a moverse y romper su sueño.

- Va, amor. – le anima acariciándole el pelo – Llegaremos tarde los dos y todo mal. Piensa que solo trabajaremos esta mañana y después podremos disfrutar de unos días más de fiesta con el peque. – Con estas palabras consigue que su novia abra los ojos y pronto están los dos intentando despertar a un Bruno que ofrece más resistencia que la catalana.

Finalmente, y dentro de su horario, Luis sale de casa a las nueve en punto con el tiempo suficiente para llegar a la hora acordada en el set de grabación de su próximo videoclip. Aitana y Bruno únicamente tardan media hora más en seguir su camino y subirse al coche.

- Mami, ¿dónde vamos? – pregunta el niño unos minutos después de empezar el trayecto mientras observa por la ventana los grandes edificios de la ciudad.

- Vamos a mi trabajo, cariño. – le recuerda ella lo que ayer pactaron – Trabajo un poquito y después te dejo jugar.


Cuando llegan a las oficinas, el más pequeño no tarda en recordar ese gran patio en el que él y Luna estuvieron jugando en verano, durante aquellos días que sus padres les apuntaron a los campamentos de mañana. Lo que empieza a ser desconocido por él son esos largos pasillos, todos bien decorados con pinturas y manualidades infantiles, por donde Aitana le dirige. Se cruzan con un par de personas a las que la chica saluda cordialmente, hasta llegar a una gran sala llena de escritorios y de gente trabajando.

- Mami. Brazos. – pide Bruno al verse rodeado de tantas novedades y de ojos que le observan con sonrisas.

- Mira, yo trabajo aquí. – señala la catalana con el niño en brazos y caminando por el pequeño pasillo que deja la disposición de las mesas. – Preparo muchas actividades para niños y niñas. – va comentando para tranquilizarle, haciéndole más familiar el sitio.

- Hola. – pronuncia una voz grave que asusta a Bruno y hace que se agarra más fuerte en el cuello de Aitana.

- ¡Oh, hola! Pensaba que hoy hacías fiesta. – comenta ella acariciando la espalda del niño. – Mira Bruno, él es Dani y trabaja conmigo.

- Hola. – es lo único que contesta antes de desviar la mirada y seguir observando el espacio.

- Qué grande se ha hecho desde que lo vi por última vez. – sonríe el chico – Mi madre no ha podido venir, y solo en casa no tengo nada que hacer. Así que aprovecho todo lo que puedo para avanzar trabajo.

- Pero está todo terminado, ¿no? – cuestiona ella a su compañero que desde que está en el puesto de dirección se ha convertido en su secretario.

- Sí, sí. Pero ya sabes, después de las fiestas empieza el segundo trimestre y faltaba contratar a algunos monitores para algunas escuelas. Y ya he empezado a formar a los grupos para organizar los campamentos para Semana Santa y los campamentos que empezamos a tener programados. Tendrás que mirarte las nuevas peticiones para poder ir planificando a tiempo.

- ¡Ostras Dani! Sí que vas por faena... – sonríe ella. – Dejo a Bruno entretenido y me pongo a revisar los correos pendientes. Desde casa he avanzado algo, pero estos días he estado más pendiente de mi familia. ¿Me pasas, por favor, las peticiones en papel y todo lo que has ido organizando? – le pide antes de devolver toda su atención al niño. – ¿Te parece si vamos a buscar varios juguetes, tú eliges que quieres, y mientras yo trabajo un poco, tú juegas? – le pregunta dejándolo en el suelo y esperando su aceptación antes de hacer lo que ha propuesto.

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