35 - Destino

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- ¿Qué? - Pregunta Luis al cabo de unos segundos de silencio después de lo que le ha dicho Aitana.

- El audio que me has enviado. Se escuchaba tu voz y la de Bruno, pero no me decíais nada. Me he preocupado, pensaba que os podía haber pasado algo... - Luis clava los ojos en ella, perdiéndose en aquel verde que hoy lucen. La sala del hospital se mantiene en silencio, a pesar de las risas de Bruno que continúa pintando con sus tíos.

- Bruno quería hacer una fiesta. Hemos invitado a Roi y a Ana a cenar esta noche y también quería que vinieras tú. Pablo nos ha llamado cuando te estábamos grabando el mensaje.

- Será el destino... - susurra la chica.

- ¿Qué?

- Nada, nada...

- Aitana... - ella no contesta ante la súplica de Luis que le pide que explique lo que ha dicho entre dientes. - ¿Quién es?

- ¿Eh? - Ahora ella dirige su mirada hasta donde él mira. Aquel chico que la ha acompañado continúa sentado en aquellas incómodas sillas en silencio. Mantiene su carpeta entre las manos y sus ojos recorren las paredes del hospital. - Él... Dani.

- Me alegro, mucho. - los labios de Luis se curvan intentando esbozar una sonrisa que incluso la enfermera que cruza la sala aseguraría que es falsa.

- ¿De qué? Luis, es mi compañero de trabajo... nada más. - viendo los ojos desconfiados del chico, que se mezclan con otra emoción que Aitana no puede terminar de descifrar del todo, continúa. - Estábamos trabajando, teníamos una reunión en una escuela para organizar una fiesta e íbamos con su coche. Cuando Miri me ha avisado teníamos pensado que él me llevara hasta la asociación para que pudiera coger mi coche y venir, pero con tu audio... no he querido tardar tanto en venir... en venir y saber cómo estabas...

La cabeza de Aitana se mantiene agachada mientras dice estas últimas palabras que la hacen sonrojar. Cualquier cosa que pasa a su lado está fuera de ella, solo existe la persona que tiene al lado mirándola fijamente en este momento. Una persona que acerca su mano hasta sus mejillas rojas y las acaricia con cuidado arrancando un suspiro de la chica, que por suerte pasa desapercibido por la gente con la que comparten la sala. El corazón de Luis se eriza en sentir y notar lo que provoca en Aitana y vuelve a pasar sus dedos por su piel consciente de quererlo volver a vivir. Finalmente coloca sus dedos en su barbilla, tras dejar una caricia en su cuello, donde él solía vivir hace unos años, y levanta la cabeza de la catalana para poder mirarla a los ojos. Unos ojos brillantes que conectan con los suyos al instante y parecen quererle decir todo lo que no se han dicho estos últimos meses.

- Familia. - La mirada de Luis y Aitana se corta, y su contacto también, cuando se abre la puerta que conecta con la habitación donde están Miriam y Pablo esperando la llegada de su hijo. A Aitana le quema la piel que Luis le ha estado acariciando. A Luis se le hielan los dedos por no tener el contacto caliente con la piel de Aitana. - Parece que esto empieza a arrancar, dentro de un rato la bajarán. Em... Cepeda, tu madre te ha enviado varios mensajes diciéndote que ya ha llegado.

- ¿Qué? - contesta alarmado el chico quitándose el móvil del bolsillo y viendo la docena de mensajes que ha recibido de la misma destinataria.

- Se ha asustado al ver que no contestabas y nos ha llamado a nosotros. -dice Pablo con una sonrisa divertida en los labios y compartiendo una mirada con Ana que observa a sus amigos con la misma expresión en la cara. - Está esperando coger la maleta y espera que no tardes mucho rato, que quiere estar aquí antes de que nazca su nieto.

- Ay, dios... ¡Ya voy! Bruno, te quedas aquí con los titos, ¿sí? - dice acercándose rápidamente a su hijo y dándole un beso en la frente mientras le despeina sus rizos. Con una mirada pacífica, Ana lo tranquiliza confirmándole que todo irá bien.

Media vueltaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora