65 - Sempiterno

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Aitana aún no se ha atrevido a dar el paso que desde el martes por la mañana después de encontrarse con María en el ginecólogo tiene en mente. Pero sabe que debe hacerlo pronto, simplemente porque mañana le verá sin poder escapar...

No han vuelto a verse todavía, pero sí han ido hablando. Durante estos días de vuelta a la rutina, Bruno ha pasado algunas noches con ella. De hecho, ayer por la tarde aprovecharon para ir a ver el estreno de una famosa película infantil en el cine, pese a ser jueves. Por eso sabe, mirando el reloj que marca las ocho de la mañana de este viernes, que le toca correr para llevarlo a la escuela y no llegar tarde. Ella le dejará y será Luis quien lo recoja por la tarde. No le gusta esta situación, pero no le queda más remedio hasta que se llene de valor y vaya a hablar con él. Que rompa con ese malestar y pueda evitar que se convierta en un sempiterno error que la haga arrepentirse toda la vida.

- Buenos días, cariño. - le susurra a Bruno al oído mientras le llena la cara de dulces besos. – Tenemos que despertarnos, que mami se ha dormido y llegaremos tarde al cole... ¡vamos! - sonríe cuando Bruno empieza a abrir los ojos y se abraza a ella.

- Mami, un poquito más... tengo sueño...

- Venga, Brunito, que Luna te estará esperando... - esto hace que el niño se levante muy rápido y vaya casi corriendo hasta el baño. Mientras, Aitana va hacia la cocina a preparar el desayuno. Esta mañana Ana y Marta no están y eso les permitirá ser más rápidos y no entretenerse con las chicas.

Llegan bastante justos de tiempo a la escuela y Aiti resoplando por el esfuerzo, por suerte, algo se ha alineado y han llegado al mismo tiempo que Luna y sus padres. La hora de despedirse ha sido mucho más ágil gracias a este encuentro y los niños entran cogidos de la mano hacia el aula donde les espera María.



Tras una semana de pausa, los días de vuelta a la rutina para Luis han sido un caos absoluto. Entrevistas, composición y reuniones con la discográfica han llenado su agenda, sin olvidar su situación familiar. Es cierto que el hecho de que Bruno se haya quedado con Aitana el martes y el jueves le ha ayudado bastante con el trabajo. Pero prefiere tenerlos a ambos en casa cuando llega del estudio, que en unas coordenadas distintas de Madrid y sin contacto con la catalana.

Arranca la hoja de libreta que hasta ahora estaba utilizando para escribir su última canción, la arruga y la lanza a la papelera que acumula ya una decena de papeles como aquellos.

Está nervioso. Mañana la verá. Y no sabe cómo podrá reaccionar. Verá a su hijo interactuar con ella. La tendrá a su lado y no sabe qué papel tendrá que desempeñar ante los demás. Será una situación que debería ser totalmente normalizada y no quiere que se convierta en una muy incómoda. No tiene idea de por qué Ana le ha conducido a esta situación, si fuera por él le llamaría para inventarse cualquier excusa y no ir mañana a la cena a la que las chicas le han invitado. Está seguro de que encontraría otro momento y un entorno mejor donde ver y poder hablar con Aitana. Pero sabe que, por el tono de voz que usó Ana, no puede faltar en ese encuentro que su amiga ha organizado.


Martes, 3 de abril de 2029. 19:35 h.

Luis deja con cuidado la guitarra sobre la alfombra del estudio, se levanta con prisa y se acerca corriendo hasta el móvil que ha empezado a sonar hace unos segundos.

El nombre de Ana en la pantalla hace que la idea de que algo le haya pasado a Bruno, que está con Aitana esta tarde, se deshaga, pero antes de descolgar el teléfono recuerda que los dos están en casa de la chica que le llama.

- ¿Ha pasado algo? - pregunta en estado de alerta.

- No, Luis. ¿Qué ocurre? - pregunta su amiga.

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