Aitana sabe qué día es hoy. 23 de octubre. Sabe qué día es solo abrir los ojos mucho antes que su despertador marque las ocho de la mañana y suene su alarma. Hoy es su último día en la asociación con la responsabilidad que tenía hasta ahora, que ha ido teniendo todos estos años. Por lo tanto, hoy es su último día del primer día de su vida, o de su asociación mejor dicho. Tomar las riendas de la dirección le hace mucha ilusión, tiene muchas ganas de hacer nuevos planteamientos, profundizar en otras prioridades y facilitar la acogida de nuevas familias teniendo en cuenta la gran diversidad posible. Ver cómo, al fin, su sueño profesional se está cumpliendo, aunque se aleje un poco de la visión que tenía cuando el deseo de ser maestra y dedicarse a la educación comenzó a crecer en su interior. Y de eso ya hace muchos años.
Ella trabaja por pura vocación, lo sabe desde siempre. Y también lo sabe su padre y su madre porque siempre han observado su aprecio por los niños y niñas, sus ganas de aprender a su lado, de ser plenamente partícipe de su desarrollo, la han visto jugando con sus muñecas y peluche a hacer de maestra, incluso haciendo las tareas más internas de esta profesión gracias al modelo que tenía de algunas de sus tías. Lo sabe su familia que durante muchos años la vio preparando actividades, organizando juegos y enseñando a leer o escribir a los más pequeños de la misma. Lo saben sus amigos y amigas al ver que priorizaba su voluntariado en actividades y excursiones del pueblo con los niños y niñas, al ver el montón de canciones, poemas y recursos infantiles que sabía y al ver su implicación hacia los estudios de la educación. Lo vieron sus profesores, los del instituto cuando ella dejó más que claro lo que quería estudiar, y los de la universidad en ser conscientes de su esfuerzo, su participación y su implicación. Lo vio Luis, cuando la conoció y todos los años que compartió a su lado, observando de cerca todas las cosas que la otra gente solo había visto superficialmente. Luis vio sus lágrimas en las asignaturas o exámenes más difíciles, pero también la ilusión cuando le contaba las cosas que estaba aprendiendo, los debates que le surgían y el temario que se tenía que estudiar, o las sonrisas cuando volvía de las prácticas en las escuelas a pesar de estar agotada a más no poder. Y lo saben los niños y niñas, sin ser nada conscientes, porque el amor que Aitana les da es todo lo que ellos necesitan para sentirse con toda la seguridad y confianza del mundo con ella.
Así que hoy se levanta con la ilusión de terminar una etapa y de prepararse para ponerse al mando de lo que llena tanto su vida. No tiene mucho trabajo porque durante estos últimos días ha ido poniendo en orden y terminando todo lo que tenía empezado. El equipo está totalmente organizado por este nuevo cambio en la directiva y solo falta poner en aviso a la gente externa que participa y colabora con ellos. Y es precisamente esto lo que empezaron a hacer ayer y terminarán hoy. Por lo tanto a boca de muchos ella ya tiene el papel de directora. Y a su boca... se lo debe repetir muchas veces más de las que ya lo ha hecho para acabárselo de creer.
- ¡Buenos días, directora! - se dice cuando se planta frente al espejo para admirar el conjunto que ha elegido para este viernes mientras se alisa la blaser de cuadros verdes y líneas oscuras que lleva y se retoca el flequillo que se ha alisado con el secador después de salir de la ducha. Unos minutos después se sienta delante de la isla de la cocina con su Cola Cao diario y una tostada con miel, porque el día lo merece, acompañada de su inseparable agenda. Escuelas, escuelas y más escuelas es el planning de hoy. El reloj marca las nueve cuando sale por la puerta de su casa, preparada para recoger todo lo que necesita en la sede de la asociación, encontrarse con su equipo y dirigirse a la primera cita de la jornada de hoy.
Para Luis el día ha empezado bien diferente. Con Bruno durmiendo de nuevo en su cama, se ha levantado sigilosamente tras apagar la alarma y, con un desayuno muy especial hecho, ha vuelto a la habitación con el móvil en las manos.
- Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz... - la sonrisa que Luis tenía pintada en la cara no ha podido superar la que ha hecho Bruno cuando ha abierto el primer ojo y ha recordado qué día era.
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Media vuelta
RomanceLuis Cepeda es un cantante de treinta años que ha aprendido a compaginar su vida laboral como artista consolidado y reconocido en todo el país y fuera de este, con su vida más familiar y personal. ¿Será capaz de tenerlo todo bajo control o tendrá qu...