Media vuelta

19 - La canción al revés

Acaba de anunciar la fecha de salida de su nuevo disco y ve como de sus redes salen chispas debido al gran número de interacciones y reacciones que está habiendo. Luis no puede estar más feliz de, por fin, poder establecer el día en que sus nuevas canciones y composiciones verán la luz. Espera que puedan traspasar fronteras, porque al fin y al cabo la música es la lengua universal. Espera que sus melodías sean banda sonora de muchos momentos de la gente que lo escucha, que les haga saltar de alegría, llorar de emoción o de melancolía y que, incluso, les abrace en los momentos más difíciles y tristes. También espera poder traspasar corazones y que la gente conecte con sus letras y las haga suyas.

Está muy orgulloso del trabajo que ha hecho y de todas las horas invertidas tanto en el estudio como fuera de él. Está muy orgulloso de cada detalle del disco que ha consentido y cuidado. Está muy orgulloso de los temas sociales que ha abordado esta vez y como ha sabido encararlos y transmitir el mensaje. Por último, está infinitamente orgulloso de la gente que ha participado en él, los momentos conjuntos al estudio componiendo entre amigos y de las nuevas amistades que ha formado.

Antes de revisar las redes por última vez, y después de responder algunos mensajes importantes de su representante, observa a Bruno que juega con los coches sobre la alfombra de la sala. Todo lo que hace es por él. Absolutamente todo es por él. También está orgulloso de la personita en la que se está convirtiendo su hijo. Se alegra de haber sabido transmitirle sus principios y los valores que él recibió cuando era pequeño. Hay cosas que podría hacer mejor, sí, pero lo está haciendo lo mejor que puede y con toda su alma y corazón. Bruno levanta la cabeza mientras imita el ruido de un coche y con la mano hace volar uno de juguete haciéndolo aterrizar al otro lado. Le sonríe y Luis le devuelve la sonrisa antes de adentrarse en Twitter. Los mensajes que lee son muy positivos, atrás han quedado aquellos que no le gustaba leer y lejos los sentimientos negativos que le provocaban. Muestra una sonrisa ilusionada al leer las reacciones de la gente y las muchas ganas que aseguran tener de descubrir, después de tantas semanas y tanto hype, todo lo que él ha preparado.

- Me encanta cuando te brillan los ojos. - se sobresalta cuando oye su voz tan cerca y no puede evitar abrazarla por la cintura para ocultar la lágrima de felicidad que se le escapa. Con el impulso y la fuerza en que se agarra a la persona que tiene delante nota como esta se tambalea y acaba perdiendo el equilibrio cayendo sobre él.

- ¡Au! ¡Mira que eres bruto! - exclama riendo encima de sus piernas. Ahora comparten lágrimas de alegría que aumentan mucho más sus sonoras carcajadas. No tarda en sentir como el peso que tiene encima aumenta cuando el pequeño Bruno se añade a la fiesta.

- ¡Yo tamién quero papi!

- ¡Claro, los dos sobre mí! ¿Alguien más?

- ¡Pipo! - Bruno corre a buscar a su peluche que había dejado descansando en la habitación mientras él se divertía con sus otros juguetes.

- ¡Se apunta a todas las fiestas, eh! En eso también se parece a ti. - la chica ríe y él busca la revancha por eso que le acaba de decir con un ataque de cosquillas. - ¡Para, para! ¡Luiiis! Para, porfis...

- Pídeme perdón... - le dice riendo y aumentando el movimiento de sus dedos en su cadera.

- ¡Luis, por favor! ¡Para! ¿Pero perdón de qué? ¡Brunoo! - llama al niño como último recurso. Este llega rápidamente alertado por su grito y con Pipo en la mano.

- Papi, deja a Aiti, pofavor. Vamos a jugar Aiti, y papi no. - dice agarrándole la mano a su monitora cuando su padre para en seco su acción y se aguanta la risa ante la cara de seriedad que Bruno tiene.

- Te lo has buscado Luisín... - la mirada que Aitana le dedica lo hace desconectar de la tierra durante unos minutos que también invierte en observar cómo ella y su hijo juegan sobre la alfombra.