¡Hola! Hoy os hablo/escribo antes de empezar el capítulo, ya que es muy especial. Esta vez no lo he escrito sola, como acostumbro a hacer.
Gracias mi Nai, por aceptar esta locura y compartir esto conmigo. Ha sido maravilloso escribir esto contigo y conocer un poquito más a tu Luna. Gracias por estar, por tus locuras y por tus palabras bonitas. ¡Te quiero, gonita!
¡Esperemos que os guste mucho, y que adoréis tanto como nosotras a nuestros peques! (¡Poneros cómodas y cómodos porque el capítulo ha salido un poco más largo!)
Minutos antes de la hora que han acordado empezar la fiesta de pijamas, la madre de Luna la lleva tomada de la mano, como cada vez que salen de casa. Antes de tocar el timbre, para que Luis las deje entrar, se pone de cuclillas y mira a la niña, que tiene su mochila de un perrito sobre sus hombros y a su amiguito el cordero entre sus brazos.
- ¿Te vas a portar bien? – ella asiente – Vale, espero que te diviertas mucho y no hagas tantas travesuras con Brunito. – Le acaricia la mejilla – Mañana papá vendrá a buscarte. – Luna asiente a lo que su madre le pregunta, ella hará todo lo posible por portarse bien, aunque no está del todo segura con lo emocionada que está. Luego arruga un poco su frente.
- ¿Tú no vas a venir?
- No cariño, mañana haré unas cosas y no podré venir a buscarte, pero vendrá tu papi ¿No quieres que papi venga a por ti? – Luna asiente y pone carita de ratona.
- Sí, pero quería que también tú vinieras – su mamá la mira con ternura y la abraza.
- No llegaré tarde a casa, te lo prometo, para que hagamos algo juntas, lo que tú quieras. – Se separa de ella, dejándole un beso en la mejilla y luego se pone de pie, dejando a una pequeña Luna pensando en que hará con su mamá al día siguiente.
Toca al timbre, por fin y espera un poco, hasta que la puerta se abre y Luis muestra una gran sonrisa al verlas. La colonia de bebé que la mamá de Luna siempre le pone de seguida recorre toda la casa. Las hace pasar y ella aprovecha para decirle algunas cosas sobre Luna, sobre sus alergias a todo lo referente a las comidas marinas, su rechazo al mango y sus manías de no gustarle la leche sola, sino con chocolate, con frutas o cereales o eso de dormir abrazada a su corderito y desarroparse a media noche, para que no le tomara por sorpresa. Mantienen una conversa agradable, hace bastantes años que se conocen, antes de que los niños nacieran. Se podría decir que él y el padre de Luna se conocen desde bebés, siendo los dos del mismo pueblo y han ido viviendo experiencias muy parecidas en el mundo musical, encontrando entre ellos ese olor a casa, a su tierra, durante los primeros años. Se tienen mucha confianza y tanto una parte como la otra saben que cuidarían siempre a sus hijos como si suyos fueran y que no les harían nunca daño, aunque el trabajo a veces hace de las suyas separándoles a miles de kilómetros y evitando que puedan verse más a menudo de lo que quisieran. Que sus hijos sean amigos es un regalo que la vida les ha dado.
Luna saluda a Bruno con un efusivo abrazo, como si llevasen mucho tiempo sin verse, cuando en realidad sólo llevaban horas y le presenta por fin a su amiguito el cordero.
- Bruno, él es Copito, mi corderito. ¿Te gusta?
- ¡Qué bonito Copito! ¡Segulo que él y Pipo se hacen muuy amigos! - Luna sonríe muy contenta por estar con su amiguito, en su casa, poder conocer sus rincones y lugares más secretos, su refugio de monstruos y cosas feas.
- ¿Dónde está Pipo? Ya quiero verlo y que conozca a Copito, porque Copito me dijo que lo quiere conocer y ser su amiguito.
- ¡Como nosotos! ¿Crees que se llevarán bien? – ella asiente sonriendo mostrando sus hoyuelos.
ESTÁS LEYENDO
Media vuelta
RomanceLuis Cepeda es un cantante de treinta años que ha aprendido a compaginar su vida laboral como artista consolidado y reconocido en todo el país y fuera de este, con su vida más familiar y personal. ¿Será capaz de tenerlo todo bajo control o tendrá qu...