3 - Tal como eres

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El viernes llega con más dolores de cabeza que con los que empezaron la semana. Los mimos que Bruno le pide a su padre han sido constantes y han impedido que este pudiera profundizar más en el trabajo que tenía pendiente.

Está realmente perdido en cómo afrontar esta nueva etapa que su hijo pasa, y eso que durante la etapa de los dos años sudó y lloró bastante, pero el hecho de que hoy el pequeño esté a cargo de su hermana le deja respirar un poco más. Sabe que haber aceptado a que ésta y su pareja le acompañen a buscarlo a la escuela el último día le hará ilusión, sólo no ha aceptado dejarlos ir solos sólo porque un padre nunca se quiere perder los primeros y últimos días de un hijo, aunque la pareja ha insistido en que el niño será exclusivamente suyo cuando crucen la valla que separa el centro educativo de la carretera.

Ha estado toda la semana planeando este rato que tendrá para él hasta que se tenga que arreglar para la gala de esta noche. Serán un par de horas que aprovechará para hacer lo que normalmente no hace.

Con la última foto de la sesión del disco hecha y aceptada sube al coche en dirección a la escuela. Esta luce una alegría especial y melancólica en despedir a su alumnado durante las vacaciones de verano.

- ¡Papi! - Bruno corre hasta él cuando su maestra le da el visto bueno. - ¡Titos! - Pronto pasa de brazo en brazo abandonado a Luis como éste ya había previsto.

- Muchas gracias, María, por todo este año. Bruno, y especialmente yo, te estamos muy agradecidos por todo el aprendizaje que nos llevábamos en la mochila.

- Ha sido un placer tener un alumno como tu hijo en el aula, con tantas ganas de descubrir, aprender y experimentar. Y siempre se agradece tener un padre tan atento por aquí. Nos vemos en la reunión individual, Luis. - dice despidiéndose para atender una pareja que le pide su atención al final de la clase. Desde pequeño se acostumbró a que la gente lo llamara por su apellido, por eso sonríe al oír su nombre de la boca de la maestra, aunque fue él quien se lo pidió al inicio del curso.

La semana próxima tiene que venir a recoger las observaciones que los maestros han ido haciendo de su hijo durante este último trimestre, es una gran suerte que la tutora haya podido adaptar su horario para que él pudiera asistir entre las horas al estudio y las entrevistas que ya tiene programadas. La verdad es que no se queja de lo atenta que ha estado ella durante todo el curso escolar. A veces caemos en el tópico de que los jóvenes no estarán al nivel de exigencia que esperamos y deseamos al no tener tanta experiencia, pero María, a pesar de acabar de empezar en el mundo de la educación, ha sido capaz de superar todas las expectativas que Luis y las otras familias tenían sobre ella. Si la escuela en sí ya destacaba por ser de las pocas en utilizar metodologías inclusivas e innovadoras como las de María Montessori o la pedagogía Waldorf, las técnicas de aprendizaje que ella iba incluyendo en el aula cada día los dejaba más encantados.

María no sólo destaca por eso, a ojos de todos salta a la vista su juventud y el aura especial que la rodea. Cuesta sacarle los ojos de encima cuando explica algo con emoción y en el momento que ríe se te escapa el mundo de las manos. Esto mismo le pasaba a Luis desde el mismo día en que la conoció, antes ni siquiera de llevar al Bruno en la escuela, en la reunión inicial de curso. Se había perdido en los ojos azules de la chica y en la larga cabellera que recogida en una cola se movía a su paso. Al igual que lo hace en este preciso instante mientras se despide de una de sus alumnos.

- Cepeda, nosotros nos vamos que si no se nos echa el tiempo encima - le dice su cuñado dejándole unos golpes en la espalda para despedirse.

- Hermanito, aprovecha bien el tiempo y disfruta de las horas solito. ¡Mañana nos vemos, papi! - dice Miriam acercando a Bruno que se niega a separarse del cuerpo de su tía.

- Miri, - dice antes de que ésta tenga tiempo a girarse - por cualquier cosa me llamas, ¿me oyes? - ella le deja un beso en la mejilla y la pareja y el niño abandonan el pasillo decorado con las creaciones que los niños y niñas han hecho durante el curso escolar.


- ¿Así que hoy te quedas solo? - Da un salto al oír la voz femenina a su espalda - ¡Ay, perdóname! - dice la maestra sin poder evitar reírse de la reacción de Luis.

- Nunca paro y unas horas para mí no me irán mal. Aunque ya lo echo de menos... si no fuera por mi hermana no tendría nunca tiempo para hacerlo todo, y menos para dedicármelo a mí, y eso tampoco creo que sea bueno...

- Todo el mundo necesita un rato solo, Luis. ¿Cómo lo haces para lidiar con el trabajo y tu entorno familiar? - pregunta conocedora de su compromiso laboral. La pregunta coge por sorpresa a Luis, ya que con María sólo habían tocado temas escolares y del niño, hasta ahora. - Ay perdóname. Me estoy poniendo donde no me llaman...

- Déjate de disculparte, mujer. ¿Tienes un rato, vamos a tomar algo por aquí cerca?

- Déjame guardar la bata, cojo la bolsa y nos vamos.


Pronto la pareja sale por la puerta de la escuela dispuesta a pasar un rato en una terraza cualquiera que están bastante llenas por el calor de este viernes de verano. Durante el corto trayecto ya aprovechan para conocerse un poco más dejando de lado a la María maestra y al Luis padre.

- ¿Así que tu día a día sólo consiste en la educación? Creo que sería igual pero en el mundo de la música si no fuera por Bruno.

- La educación ha sido mi vida desde que era muy pequeña, supongo que a ti también te pasa lo mismo. ¿No tienes a nadie que te ayude con el niño?

- Mi hermana y su pareja, mis amigos y compañeros de profesión. De manos no me faltan para cuidar a Bruno, no me quejo pero es cierto que me lo miman un poquito. Mi madre vive en Galicia y la veo poco, pero creo que ella es quien me tiene al niño más consentido, a pesar de la distancia.


Pronto son pocos los detalles de la vida del otro que les falta para explicarse, aunque siempre quedan experiencias demasiado bien guardadas o secretos encerrados en el corazón. Es cuando Luis mira el reloj cuando se da cuenta que debe darse prisa si al menos quiere pasar por el centro comercial y comprar un par de cosas que su hijo necesita urgentemente para el lunes.

- Perdóname por tomarte tanto tiempo...

- Ya te lo he dicho una vez y no quiero volver a repetirlo, no te me disculpes más. Además, ¡he sido yo quién te ha invitado! Voy a pagar, este es mi número personal, podríamos seguir hablando y conocernos un poco más.


Luis llega a casa después de una hora de haber abandonado la terraza de aquel bar, pero esto no es impedimento para que la sonrisa que lleva desde ese momento se le borre. Está contento de haber salido un poco de la gente y las paredes que siempre le rodean y haber compartido un rato con la chica. No le ha engañado cuando le ha dicho que quería volver a hablar con ella y es que le ha nacido el deseo de continuar conociéndola y saber más detalles sobre qué esconde su persona, tal como es.

Intenta que estos pensamientos se esfumen cuando entra en la ducha y se dispone a arreglarse rápidamente después de leer el mensaje de Pablo diciéndole que enseguida llegará para ir juntos a la gala.

Arreglado con su traje que un prestigioso diseñador le ha enviado, se dispone a cerrar la puerta de su casa cuando el móvil vuelve a alertarle de la llegada de un nuevo mensaje. Es María: "Ahora tú también tienes mi número. Pasa una buena noche, Luis. "



Ya conocemos a la seño de Bruno y algunos detalles más de la vida de los Cepeda. ¡Hoy poco más a añadir, espero que os esté gustando!

Muchas gracias, cuidaros,

Lia

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