Disfrutar de este fin de semana, los tres juntos, fuera de la rutina de Madrid, y aprovechando poder conocer algunos rincones escondidos de las ciudades que han visitado a causa de los conciertos de Luis, les ha ido de maravilla. Sobre todo, después de estas semanas donde la estabilidad de la salud familiar ha colgado de un hilo.
Con la alegría de volver a ver a Luna, Bruno se va más que contento a la escuela con su padre. Por otra parte, Aitana se dirige hacia la sede de la asociación donde le espera todo el trabajo que en los últimos días fue dejando pendiente, esperando recuperarse.
Así que esta mañana del lunes, pasa bastante rápido para los tres integrantes de la familia y pronto se encuentran a la hora de llenar la barriga y recuperar energía.
- ¡Luna! - grita Bruno intentando seguir a su amiga mientras sale corriendo de la clase.
- Eh, Bruno. Recuerda que solo podemos correr en el patio. Dentro de la escuela vamos caminando, que hay muchas cosas y podemos hacernos daño. - le avisa María que está en la puerta acabando de despedir a los pocos alumnos que no se quedan a comer en el comedor de la escuela.
- Sí, seño. Lo siento. - se disculpa antes de continuar su camino, ahora un poco más tranquilo, llegando finalmente a la cola de niños donde se encuentra su amiga.
- Brunito, perdón. Que no te he esperado. Pero la seño Clara ya se iba. - explica mencionando a la monitora que se encarga de ir a buscarlos al aula a la hora de comer, vigilar que se laven bien las manos, se coman todo lo que tienen en el plato y se comporten de forma correcta durante el rato en el comedor y los cuida durante el rato que tienen libre de juego, antes de volver a pasar por el baño e ir de nuevo al aula con la señorita María.
- No pasa nada, Lunis. Es que pensaba que te ibas a casa y no quería quedarme solo. - Luna le abraza al escuchar sus palabras y evitando que el niño se pueda quedar triste.
- ¿Sabes que el viernes se quedó Candela a comer? - le anuncia aquel hecho extraordinario, ya que normalmente la niña se va a comer a casa de su tía - Y como tú no estabas, yo pude jugar con ella.
- ¡Qué suerte! Yo estaba en Valencia con mi papi y mi mami, porque mi papi tenía concieto. - explica el motivo de su ausencia mientras la cola va avanzando, hasta que les toca a ellos el turno de enjabonarse las manos.
- Pues mi papi y mi mami tienen conciertos en muy poquito. Me lo ha contado mi papi, pero dice que es un seceto y que no puedo contarle nada a mami. Y me ha dicho que el lunes ya no vendré al cole. - detalla ante la atenta mirada de su amigo, todavía inmersos en la labor de limpieza, lo que Naím le acabó diciendo a su hija a pesar de la insistencia de su mujer de esperar unos días más para decidir qué harían con Luna en los próximos conciertos.
- Claro, Luna. La próxima semana es fiesta. No va a venir nadie a la escuela, celebraremos la Semana Santa. - informa la monitora, que ha estado pendiente de la conversación de los niños.
Con esta nueva ilusión en la mente, de irse unos días de vacaciones, los dos se dirigen con una sonrisa hacia la mesa donde ya les espera un plato de arroz y un trozo de carne.
En otro punto de Madrid, Aitana y Luis entran con pocos minutos de diferencia a casa. Siendo el chico quien recibe con un gran abrazo y un profundo beso a su pareja. Entre los dos preparan la comida y no pierden mucho tiempo en sentarse a la mesa y ponerse al día sobre todo lo que han hecho durante la mañana.
- ¿Y cómo has estado? - continúa la conversación Luis, que hasta ahora iba encarada a aspectos y anécdotas de su trabajo.
- Mejor, Dani me ha ayudado mucho. Ha habido algún momento en el que me he encontrado más cansada, pero todo bien. - responde ella.
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Media vuelta
RomanceLuis Cepeda es un cantante de treinta años que ha aprendido a compaginar su vida laboral como artista consolidado y reconocido en todo el país y fuera de este, con su vida más familiar y personal. ¿Será capaz de tenerlo todo bajo control o tendrá qu...