Aun se nota las manos llenas de crema solar que le recuerdan cuando era niño y disfrutaba de los días dentro de las aguas frías de los ríos de Galicia, aunque ya hace más de cinco horas que ha pintado el pequeño Bruno de blanco. Lleva toda la mañana con el olor de verano pegado al cuerpo.
La mañana entre cámaras, preguntas y sonrisas le ha pasado mucho más rápido de lo que él esperaba y también han terminado mucho antes de lo que él había previsto, pudiendo cumplir la promesa de Bruno de irlo a buscar pronto y poder poner rumbo hacia al destino que este fin de semana los espera.
Cuando llega a la puerta del casal esta aún está cerrada y puede ver desde fuera como los niños acaban de recoger las cosas para poder marcharse. Las familias esperan tranquilamente pero sin paciencia fruto de las ganas de querer empezar estos días de fiesta. Finalmente, una de las monitoras, que ayer descubrió que se llamaba Nerea, se dispone a abrir permitiendo a los niños y niñas encontrarse con sus padres, madres, abuelos, abuelas y otros familiares. Levantando la vista ve como su hijo se abraza a su mejor amiga que a mediados de semana empezó a venir al centro tras la insistencia de los dos pequeños para poderse volver a ver, y después de este acto de amor los dos siguen el camino de salida cogidos de la mano.
- Luna, un día tenemos que hacer una fiesta de pijamas y así te enseño como mi papa hace catillos. - dice Bruno con una sonrisa emocionada que engancha a la niña.
- ¡Pero Bruno, a mí me dan miedo los mostos! – dice refiriéndose a esas criaturas que a veces aparecen bajo la cama o dentro de los armarios.
- Te dejo a Pipo y él nos potege! - dice recordando al pequeño búho de peluche que vela por su sueño.
- ¿Ya estáis preparando una de las vuestras? - pregunta Luis cuando los dos niños han llegado a su altura dejándolos un beso en la cabeza que los hace reír. - ¿Cómo ha ido hoy?
- ¡Muy bien, papi! ¡He pintado una guitarra como la tuya, nega!
- ¡Que chulo! ¿Y tú, Luna?
- ¡Yo una como la de mi papi! - dice recordando que ella también vive entre el mundo de la música. - ¿No ha venido mami?
- Quizás tenía un poco de trabajo y ahora estará ya de camino. Nosotros nos esperamos contigo, ¿verdad Bru? - contesta el adulto que no tarda ni un segundo en llenar la barriga de la niña de cosquillas para borrar la mueca triste que por un instante ha aparecido en su rostro. Justo en ese instante una mujer con el pelo recogido en una cola y el flequillo despeinado llega corriendo, va muy bien maquillada y los zapatos de tacón que lleva hacen que no pueda ir tan rápido como ella quisiera. Una nariz igual que la de la pequeña delata su relación maternal.
- ¡Luna! - la niña se tira a sus brazos cuando su madre se acerca al grupo y le llena la cara de besos.
- ¿Día de entrevistas? - dice Luis riendo al ver la cara sudada de la mujer que también muestra un poco de angustia.
- Sesiones de fotos... y ya sabes cómo se alarga todo esto... ¿Cómo se han llevado este par, Aitana? - aprovecha para preguntar a la monitora que ahora pasa por su lado.
- ¡Súper bien! ¿A que sí, bichitos? ¡Son unos angelitos!
- Si, unos angelitos que elaboran planes a nuestras espaldas - contesta Luis riendo – Ya nos podemos preparar para dentro de unos años... - las dos chicas estallan a reír mientras observan como los dos niños aprovechan para terminar de detallar los preparativos de esta fiesta que ya tienen casi montada.
- Es verano, y no me gusta nada privarla de estas ocasiones, pero entre los conciertos de mi chico y los míos vamos bastante atareados... - argumenta la madre de Luna después de que Luis le haya puesto al corriente de la fiesta tanto a ella como a la monitora.
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Media vuelta
RomanceLuis Cepeda es un cantante de treinta años que ha aprendido a compaginar su vida laboral como artista consolidado y reconocido en todo el país y fuera de este, con su vida más familiar y personal. ¿Será capaz de tenerlo todo bajo control o tendrá qu...