Cuando su coche decide prenderse fuego, Jill se queda tirada en mitad del desierto. Con suerte, batería y cobertura puede ponerse en contacto con Maddie que le da una solución.
N5, su banda favorita está de gira por EEUU y el padre de su amiga es el...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mi prometido. Mi prometido. MI PROMETIDO.
Todavía no me lo creo. Tom me ha pedido matrimonio y ¡YO LE HE DICHO QUE SÍ!
Ahora es MI PROMETIDO.
Zac se separa y me sonríe.
― Enhorabuena, Jilly.
― Gracias. Voy a tener un bebé y me voy a casar...
― Sí, ¿quién nos lo iba a decir?
― ¡OYE!
Los tres nos echamos a reír y, sin darme cuenta, empiezo a llorar entre carcajadas.
― ¿Por qué lloras, cariño? ― pregunta Tom acercándome a su pecho dándome un beso en la cabeza.
― No sé ― digo separándome un poco de Tom para enjugarme las lágrimas ―. ¿Las hormonas?
― Buena excusa ―contesta mi hermano con una sonrisa ―. Venga, vamos al salón que la comida ya ha llegado y tienes que estar hambrienta, ¿no?
Asiento y cuando doy un paso Tom me sujeta del brazo.
― Ahora vamos, quiero hablar con ella.
― Claro, pero no tardéis ― dice Zac dejándonos solos después de darme un beso en la frente.
Cuando se cierra la puerta tras mi hermano, Tom me atrae hacia él y me acuna la cara con sus manos.
― ¿Qué pasa?
Me encojo de hombros y coloco mis manos sobre las de él.
― ¿Qué habría pasado si mi hermano no hubiese aparecido? ―pregunto notando otra vez las lágrimas recorrer mis mejillas ―. Yo te lo digo, me habría matado, y...
― Shhh, ya mi amor ―dice Tom rodeándome con sus brazos ―. No merece la pena pensar en eso ― Me separa un poco para mirarme fijamente, con sus pulgares me quita las lágrimas ―. Da igual lo que podría haber pasado, ¿vale? Lo importante es que los dos estáis bien.
― Lo sé, es sólo que... Tenía mucho miedo.
― Es normal, cariño.
Suspiro y me paso las manos por la cara. Le doy un beso en los labios y sonrío.
― Vamos, me muero de hambre y de curiosidad por saber cómo mi hermano ha llegado con la caballería.
― No se hable más ― dice.
Al llegar al salón el aroma de la comida inunda mis fosas nasales y voy directa al cerdo agridulce que está gritando mi nombre.
Tom y yo nos sentamos en el sofá con Zac y Anna. Tyler, Bill y Alan están en el otro y Graham y Dean en el suelo.
― ¿Cómo sabías que estaba pasando algo? ―pregunto mirando a Zac cuando trago.
― Pues es una larga historia y prefiero esperar a que estén Joe y Maddie para no tener que repetirlo.