Cuando su coche decide prenderse fuego, Jill se queda tirada en mitad del desierto. Con suerte, batería y cobertura puede ponerse en contacto con Maddie que le da una solución.
N5, su banda favorita está de gira por EEUU y el padre de su amiga es el...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Maddie se me queda mirando con sorpresa. ¿En serio se cree que a mí se me puede escapar algo? ¿Qué no me iba a dar cuenta de que algo raro pasaba?
― Ehhh... no... no sé de... de qué me hablas ― murmura mi amiga nerviosa sin atreverse a mirarme.
― Maddie, te conozco mejor de lo que me conozco a mí, así que empieza a hablar.
― Joder, ahora mismo te odio mucho, ¿lo sabías?
― Sí, sí, pero no me cambies de tema y empieza a contarme.
Maddie suspira resignada y se tira en el sofá, me siento a su lado.
― Pues...
― ¡Espera! – interrumpo poniéndome de pie ―. Tengo la intuición de que la historia requiere palomitas. Aprovecha estos minutos para organizar tus pensamientos.
Cinco minutos después vuelvo a estar sentada al lado de Maddie con un bol gigante de palomitas y una lata de coca cola.
― No me lo puedo creer...
― Sí que puedes, vamos, empieza. Estoy impaciente.
― Es que... no sé por dónde empezar.
― ¿Qué has estado haciendo estos cinco minutos?
― Pues alucinar un poco contigo, la verdad.
― No me seas dramática. Vamos ― digo animándola ―. No quiero que se enfríen ― añado señalando el bol.
― Pues a ver, por un lado está Graham, pero claro... cuando vi a Joe... ¿Tú le has visto? Sinceramente creo que los genes de vuestra familia son increíbles, mírate a ti y tus herm...
― Para, para, para.
― ¿Qué te pasa ahora?
― Primero, puaj, de la única forma a la que veo a mis hermanos es como a dos idiotas sin cerebro, ¿vale? Segundo, deja de desvariar y tercero, empieza por el principio que me pierdo ― añado con una sonrisa estúpida porque es lo que me dice la estrella del rock cuando le voy a contar algo de mi vida.
Y evito el pequeño piropo, porque no me gustan los cumplidos.
― Vale, me estresas, Jill. A ver, Joe me ha parecido guapísimo desde... desde siempre, la verdad. Cuando fuimos creciendo pues me empezó a gustar... y mucho... Pero entonces me fui a Nueva York. Ya sabes que tonteé con algún chico, pero yo seguía comparándoles con Joe.
― ¿Eres consciente de lo ofendida que estoy?
― No sabía cómo decirte que tu hermano mayor era mi... ¿crush?
― Maddie, esa palabra no existía antes, o al menos no se usaba, así que era o es tu amor platónico.
― ¿Me dejas continuar? ― Asiento poniendo los ojos en blanco ―. Gracias. Pues, como ya sabes, en los últimos años no he estado con nadie y conocimos a Graham y, no sé, fue como un soplo de aire fresco y me encanta su forma de ser y lo que paso con el hela...