TOUR BUS [COMPLETA]

Capítulo 47

Y ya estoy en modo ermitaño, en modo vagabunda, en modo o traes una hamburguesa, café o helado o te muerdo.

Sí, habíamos entrado en los últimos días antes de la temida fecha límite, concretamente quedaban diez días, y ya estaba... un poco insoportable. Tampoco ayudaba que el idiota de Zac siguiese sin hablar con Joe o conmigo y a todo esto había que añadirle que habían denunciado a N5 por plagio.

Tom no me ha contado mucho del tema, pero parece ser que un artista asegura que Starship es un plagio de una canción suya, la he escuchado y a mí no me parecen ni parecidas, pero da igual mi opinión, el caso se va a llevar a juicio y lo va a llevar un compañero de Kevin especializado en estos casos. Así que ahora mismo sólo podemos esperar. Cuando el abogado de los chicos se ponga en contacto con el otro, podrán empezar a plantear la defensa.

Ahora estoy en la habitación, me he despertado hace dos horas y no he comido nada porque no tengo tiempo. Lo bueno de estar ya en este punto es que Maddie no me obliga a bajar a desayunar en esas raras citas dobles, cosa que Tom y Joe me agradecen infinitamente porque pueden dormir más.

― ¡ESTO NO SIRVE PARA NADA, JODER!

Frustrada borro todo el capítulo.

Oigo que se abre la puerta y entra Maddie con una grandiosa hamburguesa y patatas fritas. Mi estómago ruge y, en cuanto mi amiga deja la comida en el escritorio empiezo a devorar.

― Qué asco das, Jill. ¡Come como una persona normal, joder!

― Déjame, estoy estresada ― gruño cuando consigo tragar.

No la veo, pero sé que Maddie ha puesto los ojos en blanco antes de salir de la habitación. Termino la hamburguesa y me dispongo a empezar el capítulo, pero cada frase que escribo me parece una porquería y la borro.

― ¡ES IMPOSIBLE! No lo voy a conseguir, es imposible, esto es una mierda.

Unas manos se apoyan en mis hombros haciendo que pegue un salto.

― ¡JODER! ¿PERO TÚ ERES TONTO? QUIERES MATARME, ¿VERDAD?

― Vamos a dar un paseo ― dice Joe sin inmutarse por mi arrebato.

― ¿TÚ ESTÁS LOCO? ― pregunto, me dedica una mirada que hace que me replantee mi tono de voz ―. A ver, Joe, quedan cinco días, cinco, no seis, no siete. CINCO. No puedo ir a pasear.

― Quedan diez días no cinco y vas a venir a dar un paseo, así tenga que arrastrarte por el hotel de los pelos.

― Pero...

No puedo continuar porque mi querido hermano me ha cogido como si fuese un saco de patatas, intento patalear, pero no me suelta. En el pasillo están Tom y Maddie con unas sonrisas que quiero borrar a golpes, Dean y Graham están algo asustados y Alan es la indiferencia personificada.