Ambrose Dash
Desperté en un cuarto totalmente blanco, con una diminuta ventana en una de sus esquinas. Estaba tendida en una gran y cómoda cama, la cual tenía sábanas muy suaves, y blancas, como todo.
Volteé hacía mi izquierda, había un closet, de esos con puertas corredizas de espejo que van pegados a la pared. Sus puertas dejaron mi terrible aspecto a simple vista.
Llevaba el mismo vestido sucio que tenía cuando esos infelices me sacaron de casa, alejándome de las únicas personas por las cuales sentía algo.
Me puse de pie y me acerqué un poco más al espejo. Mi nariz y mejillas estaban extremadamente rojas, y aunque ya estaba acostumbrada a que mi piel nunca estuviese de un solo tono, debido a que era palidísima y de nada se me marcaba la piel; a pesar de eso, nunca la había visto así, parecía que hubiesen ejercido una fuerza sobrehumana al atarme el pañuelo al rostro.
Tenía marcas de manos y arañazos en los brazos, y raspaduras en las piernas.
Justo cuando iba a subirme el vestido para asegurarme de que mis costillas y abdomen estuviesen bien, la puerta de la habitación se abrió.
No me moví, de hecho, quedé congelada en esa posición, esperando ver a uno de los responsables de mi paradero.
Entonces entró a la habitación, me dediqué a detallarlo a través del espejo. Su mirada era cautelosa, con esos ojos azules. Su mandíbula era ancha, sus cejas pobladas hacían ver su rostro mucho más serio, pero sus labios rosados y finos...
—Ambrose Dash —Mi nombre salió de sus labios lentamente, como si quisiera saborearlo —, debo admitir, que esperaba más desastre y rebeldía.
Medía aproximadamente 1.80, debía admitir que esperaba más, pero su contextura no dejaba insatisfecho a nadie, eso era seguro; era delgado, pero con brazos definidos, en una de sus manos pude ver la tinta de un tatuaje, aunque no pude detallarlo, su piel era casi tan pálida como la mía y su cabello rubio no le ayudaba mucho a tener algo de color en su ser.
—Déjame adivinar, ¿Finnes? ¿Los que piensan que inyectándoles veneno a las jóvenes del país derrocaran al gobierno actual? —Sarcasmo puro brotó de mi boca.
Él sonrió con diversión.
—Oh, ya veo, no eres de las que actúa sin pensar, mides tus movimientos y palabras, te felicito.
Fruncí el ceño, demostrando disgusto.
—Y sí, Aiden Finnes —dijo mientras se acercaba con paso lento —. Bienvenida a la Sexta Captura de Lenos.
—La sexta masacre —corregí.
—Es un gusto tenerte aquí —dijo mientras se giraba para abandonar la habitación, yo lo copié, apartando así mi vista del espejo. Antes de tomar la manilla, me miró sobre su hombro y endureció su expresión —. Te advierto, aquí las rebeldes mueren rápido, mantente en el buen camino, sería una lástima perderte en la primera etapa del evento.
Abandonó la habitación. Cólera invadió mi ser y no sabía cómo liberarme de ella, morir por una rabieta sería bastante estúpido, y llorar no era una opción.
Resoplé mientas me halé el cabello rubio. Ahogué gritos y chillidos, todo eso mientras daba vueltas sobre mí misma. No lo podía creer, había sido capturada, una de las pesadillas de todas las jóvenes de Calem desde hacía seis años, ahora lo estaba viviendo en carne propia.
No quería ni imaginar cómo estarían mamá y Cina. Sus rostros llenos de lágrimas invadieron mi mente, sus súplicas y gritos desesperados. Me destrozaba el saber que lo más probable en una captura era la muerte, y la última vez que vi a las personas que más amaba, para no decir que eran las únicas, las vi en ese estado... tan lamentable y asfixiante.
ESTÁS LEYENDO
La Captura
Science FictionAnualmente son capturadas doce jóvenes de todas las partes del país. Serán sometidas a pruebas para transformarlas en fenómenos con habilidades que ayudarán en una guerra eterna. Este año será diferente, pues una de ellas tendrá la oportunidad de ca...