La Captura

15. Sin Un Ápice de Sentimiento

Aiden Finnes

Ambrose parecía estar en otro lugar, pero aun así no bajaba la guardia, me pregunté más de una vez cómo era capaz de hacer eso.

Estábamos de pie frente a un ventanal, en completo silencio, volteé mi cabeza hacia ella y me permití verla de perfil, tenía un rostro bastante delicado, angelical, pero ahí estaba esa expresión, era bastante severa.

Se giró hacia mí y enarcó una ceja.

—Me gustaría hablarte de tu estadía en aquel hospital —comenté, volviendo mi vista al ventanal y a la oscuridad que se cernía sobre el patio del Círculo Dorado.

Ella trató de no verse afectada, pero pude notar como su respiración se había cortado durante unos segundos, luego vi como erguía la espalda.

—Después del ataque perpetrado por el gobierno de Calem necesitábamos acelerar algunos procesos, pero sobre todo sacarlas del ojo del huracán. Kristen fue a esa casa, luego volvió al edificio, mientras Mara y tú estaban en aquel hospital...

—¿Y Clarisse? —me interrumpió, demandante.

Dudé durante unos segundos, no sabía cómo podría reaccionar ante lo que iba a decir.

—Clarisse fue parte de una negociación bastante importante —admití y ella me miró como si fuese lo más absurdo que había escuchado en su vida. Era evidente que Ambrose no estaba acostumbrada a ese tipo de sucesos, se notaba que no manejaba ese tipo de temas con la misma naturalidad que lo hacíamos Captian y yo —. Era eso o entregarnos, dejar que nos destruyeran. Hicimos lo mejor, para ustedes y para nosotros.

—Actuaron sólo cuidando sus intereses, nosotras no les importamos, Aiden, no intentes adornar tus acciones —siseó con odio.

Reí con amargura y me giré hacia ella.

—¿Qué crees que haría el gobierno de Calem con ustedes? ¿Qué crees que haría contigo, Dash? —solté con reticencia.

Desvió su mirada y endureció un poco más su expresión. Yo asentí para mí mismo.

—Clarisse fue una pieza clave; ella nos permitió seguir con nuestros planes, y eso es lo importante, no lo olvides —Guardé silencio por unos segundos, no sabía cómo avanzar —. Mara y tú siempre estuvieron bajo el mejor cuidado durante su estadía en el hospital; nunca pararon de recibir el tratamiento y en ningún momento presentaron complicaciones, se vieron bastante bien, Kristen en cambio...

Ambrose posó una de sus manos en su estómago, como si estuviese pasando por un dolor en la zona. Levantó la quijada y negó repetidas veces.

—¿Kristen qué?

—Ella intentó suicidarse.

Ambrose Dash

Suicidio.

A pesar de que la vida poco nos sonreía a mí y a mi familia, esa palabra nunca había rondado por mis pensamientos. Para mí no era una opción, pues era una salida fácil; lo fácil sin dudas no iba conmigo.

Pero al saber que esa palabra estaba relacionada con Kristen fue como si hubiesen pulsado un interruptor, aquel que abría un poco más mis ojos ante la situación. Kristen había perdido a su familia, estaba sola y cansada de estar bajo el control de los Finnes, todo eso sin mencionar el terror que sentía. Tal vez ella ya no tenía razones para seguir; entonces comprendí a las personas que si veían aquello como una opción, como una salida.

Desde que desperté en aquella habitación, con el vestido mugriento y marcas en mi piel me prometí a mí misma no mostrar debilidad ni un solo segundo, me dije que eso sería lo mejor para mí y para mi familia. En ese momento dicha promesa no importó.

Me rodeé el abdomen con mis propios brazos mientras bajaba lentamente, hasta llegar al suelo. Trataba de respirar correctamente, pero descubrí que mientras diversas imágenes de Kristen atentando contra su vida se reprodujeran en mi mente iba a ser imposible. Intenté no llorar, juro que lo intenté, pero no puede. Toda la fuerza que había acumulado desde mi llegada al mundo abandonó mi cuerpo.

Me senté sobre el vestido que tanto había admirado en los espejos de la casa en la que ahora residía.

Mi vista se nubló debido a las lágrimas. Trataba de hacer la menor cantidad de ruidos posibles, pues a pesar de estar destruida no se me olvidaba que estaba en el mismísimo infierno, con Aiden a mi lado.

El mencionado se inclinó sobre mí, me tomó de los hombros y me obligó a levantarme.

—Mantén la compostura, Dash —pronunció con voz gélida —. Recuerda donde estás.

Me zafé de su agarre violentamente. Lo miraba a través de la tenue luz, y me aterró lo que vi: un rostro sin un ápice de sentimiento. La indiferencia en Aiden me alarmó muchísimo, ¿cómo era capaz de mantenerse así de sereno?

Tomé aire, di tres pasos hacia atrás, luego dos hacia adelante. Lo miré y luego al ventanal. Me acomodé la falda del vestido y me sequé las lágrimas.

Debía verme como una completa loca ante sus ojos, inquieta y vulnerable.

—¿Eso quiere decir que está viva? —inquirí con esperanza, en ese momento fui consciente de que tal vez ella no había logrado acabar con su vida, pero, ¿y el castigo de los Finnes cuál sería?

Él se limitó a asentir para luego encararme.

—Estuvo en terapia durante varias semanas —comentó —. Pensamos que su estado empeoró luego de que Danna muriera, luego de ese acontecimiento tomó esa decisión.

Las palabras del señor August Finnes volvieron a pasearse por mi mente. Hablaba de Danna y Clarisse, cuando dijo que habíamos perdido a dos capturadas.

El sentimiento que se instaló en mi ser no fue del todo agradable, pues me sentía aliviada al saber que Kristen seguía viva, y que no había vuelto a Calem. Pero no dejaba de sentirme mal al saber que Danna y Clarisse, siendo totalmente inocentes, habían acabado de la peor forma.

—Nos manipulan como si de objetos se tratase —escupí con veneno —. ¿A caso no ves lo mal que está eso? ¡Están enfermos!

El rubio se cruzó de brazos y me miró desde arriba.

—Tenemos nuestras razones —comentó con total calma.

Cerré los ojos por unos segundos, necesitaba recuperar el control. Necesitaba alejar las ganas que tenía de sacarle los ojos.

—¿Cuáles? ¿Gobernar un territorio más grande? —pregunté desafiante —. ¿Crees que eso justifica todas las vidas que se están viendo afectadas, imbécil?

Él apretó la mandíbula y se acercó a mí. Estábamos tan cerca que podía sentir su pesada respiración en mi rostro.

—Sólo aparté tiempo para hacerte saber que a partir de ahora todas estarán juntas, ya que sólo quedan tres elegidas y siete del resto —dijo —. Mañana podrás ver a Kristen. Prepárate, será un día agotador.